Padre Nuestro...

Padre Nuestro, que estás en las flores, en el canto de los pájaros, en el corazón latiendo; que estás en la compasión, la caridad, la paciencia y el gesto de perdón.
Padre Nuestro, que estás en mí, que estás en ese que yo amo, en ese que me hiere, en aquel que busca la verdad...
Santificado sea tu Nombre por todo lo que es bello, bueno, justo y misericordioso.
Venga a nosotros tu reino de paz y justicia, fe, caridad, luz y amor.
Hágase tu voluntad, aunque mis ruegos reproducen a veces más mi orgullo, que mis necesidades reales.
Perdóname todas mis ofensas, mis errores, mis faltas. Perdona cuando se vuelve frío mi corazón;
Perdóname, así como yo intento perdonar a aquellos que me ofenden, incluso cuando mi corazón está herido.
No me dejes caer en las tentaciones de los errores, de los vicios, de la crítica, la destrucción y el egoísmo.
Y líbrame de todo mal, de toda violencia, de todo infortunio, de toda enfermedad. Líbrame de todo dolor, de toda tristeza y de toda desilusión.
Pero, aún si tales dificultades ves que son necesarias en mi vida, que yo tenga la fuerza y el coraje de decir:
¡Gracias, Padre, por esta lección!
¡Que así sea!
Amen.


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