Dejando Ir el Pasado

Deja a los muertos enterrar a los muertos


Reúne coraje; el viaje ya ha empezado. Aunque volvieras ya no volverías a encontrar la misma orilla. Aunque volvieras, los viejos juguetes ya no serían de ninguna utilidad; has acabado con ellos, sabes que eran juguetes. Ahora tienes que encontrar lo real, tienes que investigarlo. Y tampoco está tan lejos; está dentro de ti.

Un hombre que viva de acuerdo con el pasado forzosamente sentirá aburrimiento, falta de sentido, y una especie de angustia: «¿Qué hago aquí? ¿Por qué sigo vivo? ¿Qué pasará mañana? ¿Será otra repetición del día de hoy? Y hoy es una repetición de ayer». Entonces, ¿qué sentido tiene? ¿Por qué ir arrastrándote de la cuna a la tumba en la misma rutina?

Esto es perfecto para búfalos y monos, porque no tienen memoria del pasado y no tienen ni idea del futuro. No se sienten aburridos, porque para eso se requiere cierta conciencia. Esta conciencia sabe que lo hiciste ayer, lo estás repitiendo hoy y volverás a hacerlo mañana; porque no sales del pasado, no lo dejas morir, lo mantienes vivo. Éste es el dilema que todo el mundo enfrenta en la vida y la única solución es dejar que muera el pasado.
En la vida de Jesús hay una historia muy hermosa. Llega a un lago; es por la mañana, el sol todavía no ha salido y un pescador va a lanzar su red al agua. Jesús le pone la mano en el hombro y le dice: — ¿Cuánto tiempo vas a seguir haciendo lo mismo? Cada día, mañana, tarde y noche, no haces otra cosa que pescar peces. ¿Piensas que la vida está hecha para esto?

—Nunca lo había pensado —responde el pescador—, pero ahora que me has planteado la pregunta, puedo entender lo que quieres decir, que la vida debe ser algo más.

—Sígueme y te enseñaré a ser pescador de hombres —dice Jesús—. El hombre miró en los ojos de Jesús... tal profundidad, tal sinceridad, tanto amor que no se podía poner en duda a aquel hombre, tal silencio rodeándole que uno no puede decirle que no. El pescador lanzó su red al agua y siguió a Jesús.

Cuando salían de la ciudad, llegó un hombre corriendo y dijo al pescador: — ¡Vuestro padre que llevaba tantos días enfermo acaba de morir! ¡Venid a casa!

El pescador preguntó a Jesús: —Dame tres días para poder hacer los rituales que se esperan de un hijo cuando muere su padre. Y ésta es la frase que quiero que recordéis: Jesús dice al pescador: —Dejad que los muertos entierren a los muertos, tú ven conmigo.

¿Qué quiere decir? «Toda la ciudad está llena de gente muerta; ellos se encargarán del sepelio de tu padre. Tú eres necesario en otra parte, ven conmigo».
A cada momento hay algo que se muere. No seas coleccionistas de antigüedades; dejar de lado lo muerto. Seguid la vida, fluid con la vida, con vuestra totalidad e intensidad, y nunca afrontaréis ningún dilema, ningún problema.

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