La Jaula de Oro: A Través de la Brecha

La Jaula de Oro de Diego Quemada-Díez, cinta mexicana que ha gozado de una buena recepción a través de su paso por festivales internacionales, incluyendo el Festival de Cannes y máxima ganadora de la 56° entrega del Ariel.

Juan (Brandon López) y Sara (Karen Martínez), una pareja de adolescentes de los barrios pobres de Guatemala, deciden viajar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. En su viaje a través de México, se encuentran con Chauk (Rodolfo Domínguez), un indígena tzotzil que no habla español. Juntos vivirán la terrible experiencia que padecen millones de personas, obligadas por las circunstancias a emprender un viaje lleno de peligros y con un final incierto.

Uno de los temas más retratados en los últimos años en la cinematografía latinoamericana ha sido el de la migración, desde documentales, cortos, series y ficciones han mostrado desde diversas perspectivas dicha problemática y La Jaula de Oro se suma a los diversos títulos que exponen dicha realidad, exponiendo el hecho de que dicho fenómeno es mucho más complejo de lo que parece. La violencia no sólo viene de los grupos criminales que extorsionan y secuestran a los inmigrantes, sino también viene de parte de las autoridades, quienes no esconden su rechazo y racismo hacían las personas que realizan dicha migración.

El tráfico de personas, la trata de mujeres, las extorsiones y el narcotráfico son sólo algunas de las diversas realidades a las que los migrantes se enfrentan a lo largo de un territorio bárbaro que parece tierra de nadie, desde Centroamérica a Estados Unidos, desde la selva hasta las tierras heladas del norte, pasando por el vasto desierto. Y es la culminación de dicha odisea la que da título de La Jaula de Oro, pues resalta la irónica realidad migrantes pues al alcanzar su destino, se transforman en prisioneros del sistema por su condición de obreros ilegales.

A pesar de la crudeza y severidad con la que retrata dicha realidad, la cinta nunca pierde la oportunidad de matizar con humor y reflexiones las preocupaciones y pensamientos de los personajes. Asimismo el director recurre a múltiples metáforas y simbologías, como una forma de vislumbrar un retrato fiel a una cultura de desarraigo, de movimiento y descompuesta por la pobreza, como la que existe en varias zonas del sur de México y Centroamérica.

Gran mérito de ello viene no sólo de la dirección de Diego Quemada-Diez sino también de un guión escrito tanto por el director, como de Gibran Portela y Lucía Carreras. Igualmente hay que destacar fotografía de María Secco quien captura los ricos paisajes que se contraponen con la pobreza social imperante.

Sin recurrir al dramatismo barato o ser pretensiosa, La Jaula de Oro relata un tema actual que no permite el espectador quedar indiferente, desnudando sus sentimientos, haciéndoles cómplices y testigos del viaje de los protagonistas. Dolorosa, llena de intensidad, con personajes entrañables y un trabajo dramático, cuyo guión está lleno de momentos realistas.

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