Teenage Mutant Ninja Turtles: Guerrilla
La ciudad de New York se encuentra asolada por el Clan del Pie, una organización criminal liderada por Shredder, también conocido como Destructor, (Tohoru Masamune), un súper guerrero armado con una poderosa armadura samurái de alta tecnología, que buscan poner en jaque al gobierno y tomar el control para sus perversos planes. Pero 4 vigilantes sin igual, cuyos nombres se basan en artistas del renacimiento, Leonardo (Pete Ploszek), Raphael[Rafael] (Alan Ritchson), Michelangelo [Miguel Ángel] (Noel Fisher) y Donatello (Jeremy Howard) se convertirán en héroes para defender a la gente de esta ciudad, mientras que April O'Neil (Megan Fox), una persistente reportera anda tras su pista, sin sospechar que su hallazgo estará ligado con su pasado.
Muchos de nosotros, principalmente aquellos cuya edad oscila entre los 25 y 35 años, crecimos viendo, ya sea las películas o la serie animada de Las Tortugas Ninja, así como divirtiéndonos con los juguetes que surgieron hace poco más de 20 años. Ahora, el poder de las tortugas está de vuelta gracias al auspicio de Michael Bay y de la dirección de Jonathan Liebesman.
Como ya lo indiqué, Michael Bay se encuentra detrás de esta película y se nota, ya que en pantalla están todas y cada una de las características que lo distingue como director: Acción desenfrenada, el uso excesivo de destellos de la lente, cámara lenta para acentuar la tensión en las escenas, un desmedido uso de close-ups extremos innecesarios y por su puesto una lógica casi nula en su guión. Pareciera que el director, Jonathan Liebesman, simplemente copió estas características y la plasmó sin detenerse a aportar idea alguna a la cinta.
Y si el trabajo del director es pobre, el de los guionistas resulta peor, pues simplemente la trama no cuenta absolutamente algo relevante o que sirva como estímulo para atraer al público, carece de emoción o de un verdadero sentido de aventura y acción, todos los personajes simplemente no están desarrollados, ni siquiera las acciones que toman muchos se justifican o se explican de forma coherente, ya no digamos inteligentes. Además abundan los personajes de relleno, que aparecen y desaparecen sin motivo.
Con huecos en la trama y villanos con demasiados clichés la cinta desaprovecha la oportunidad de ser un buen remake pero la influencia del cineasta Michael Bay terminaron por perjudicar el producto final. Al final del día, las Tortugas Ninja son sólo un par de secuencias de acción llenas de efectos especiales sin sentido.
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