Hacia la Luz y Fuera de la Oscuridad

Una lóbrega noche donde no había luna ni estrellas y la planicie lucia solitaria y silenciosa, lo cual acentuaba el escalofrío que recorría su espalda al encontrarse en dichas condiciones. Pero luces, pequeñas luces que deambulaban por el horizonte llamaron su atención, luces portadas en antorchas por siluetas humanas, hombres y mujeres que se dirigían a lo que parecía un inmenso montículo donde iniciarían una hoguera; y sí, de rápidamente todos empezaron a formarse alrededor de lo que sería la enorme pira iniciando a cantar o pronunciar oraciones, o al parecer eso era. Y mientras las palabras de aquellos hombres y mujeres continuabas aquellas antorchas eran lanzadas en medio del montículo y daba inicio a una fogata que irradiaba una luz de un blanco tan brillante y un calor tan intenso que Luzos, que se encontraba una gran distancia, se sorprendió de cómo la muchedumbre podría mantenerse tan cerca si él apenas podría soportarlo; y mientras él contemplaba esta idea ellos empezaron a danzar frenéticamente dándole a entender que era testigo de un ritual sagrado en medio de lo que a su percepción era una extraña noche.

Mientras todo aquello acontecía la tierra empezó a retumbar bajo sus pies, a juzgar por los ruidos que en la lejanía se escuchaban este era provocado por una estampida de animales, y no cualquier estampida sino por una manada de caballos guiados por jinetes que los montaban a pelo en un enorme circulo alrededor de la pira y era tal la cantidad de jinetes y caballos que su número parecía infinito lo cual realzaba lo extraordinario de la danza del fuego ritual. Nunca había sido testigo de lo asombroso de dicho espectáculo pero lo que en realidad lo sobrecogió fue el escuchar su nombre pronunciado fuerte y claro por parte de los participes de ritual que lo llevó a aproximarse hasta la pira sagrada y una vez ahí sintió una calidez agradable como si en esencia el fuego emanara benevolencia y tratara de curar su heridas, tanto físicas como espirituales y mentales ya que percibió paz, una paz no encontrada en mucho tiempo y mágicamente la llama transformo su resplandeciente color blanco en un insólito purpura del cual brotó una figura femenina y en apariencia etérea y se acerco hasta él, una figura que reconocía completamente...

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