Jodaeiye Nader az Simin: Elegir Sabiamente

Es difícil encontrar en la cartelera comercial mexicana cintas de países asiáticos, en este caso una cinta iraní, pero en el caso de Jodaeiye Nader az Simin (Una Separación) podemos confirmar las virtudes de esta cinta iraní, cuyo engañosamente simple argumento ganó múltiples reconocimientos a nivel internacional.

Nader (Peyman Moadi) y Simin (Leila Hatami) una pareja de clase media iraní ha llegado a una importante decisión: Divorciarse pues Simin quiere emigrar a otro país, donde su hija Termeh (Sarina Farhadi) tendrá más oportunidades; pero Nader se siente obligado a quedarse en casa, donde cuida a su anciano padre. Al no existir razón suficiente que permita el divorcio, Simin decide irse de la casa, obligando a Nader a contratar a la humilde Razieh (Sareh Bayat) para cuidar a su padre durante el día pero después de un terrible incidente entre Nader y Razieh se desencadenan acontecimientos oscuros que harán replantear a todos los involucrados sus vidas y prioridades.

Es interesante dar un vistazo a un estilo de vida diferente al que se vive en América, hablando del continente entero, más específicamente refiriéndome a México, que el que existe en este caso en Irán cuyo pueblo esta sujeto a la omnipresente influencia de la religión en todos los aspectos de su existencia y con costumbres que muchos de nosotros consideraríamos arcaicas o retrogradas. Pero al mismo tiempo de encontrar marcadas diferencias con dicho pueblo nos encontramos también con similitudes que nos conectan con ellos, exponiendo que sin importar en qué parte del mundo nos encontremos todos los humanos sufrimos las mismas desavenencias en este caso familiares.

Pues queramos o no aceptarlo siempre encontraremos a alguien que desea cambiar su estilo de vida pues lo encuentra inapropiado, socialmente y tal vez económicamente hablando, para formar una familia o crecer de forma integra como persona; O aquel que no puede o quiere romper los lazos con su entorno pues se encuentra con una carga responsiva muy fuerte; O aquellos que por falta de liquidez monetaria entran en un estado de frustración que afecta a terceros; O simplemente decisiones que en principio se podrían considerar sencillas terminan por complicarse con el paso del tiempo y de los eventos posteriores.

Es en cierta medida lo que atrae de Una Separación las similitudes, más que las diferencias, que existen entre culturas ya que el director Asghar Farhadi pretende hacernos entender que por mucho que neguemos no somos muy diferentes a las personas que los que viven en Irán. Para ello deja implícito el peso actual de la religión, de las costumbres en un país como Irán, las dos caras de una nación que trata de modernizarse. Irán es un país de grandes contrastes, que en perspectiva no se diferencia mucho del México actual que también intenta buscar una identidad nacional que le permita tener cabida entre los más países más poderosos y a la vez modernos sin perder en el proceso sus tradiciones y costumbres más arraigadas.

Con respecto a lo anterior Farhadi dispone a sus personajes en situaciones cotidianas que van complicándose poco a poco de manera natural hasta converger en atmósferas asfixiantes y opresivas a las que el espectador casi ni es consciente de haber llegado. Y es a través de ese contexto que el director aprovecha para ejecutar una radiografía de la sociedad iraní en la que conviven y a menudo chocan los sectores liberales con los más conservadores. Dichos personajes son muy complejos, desesperados, capaces de renunciar a los principios por los que se guían con tal de sobrevivir. Con ello Farhadi intenta, y lo logra, mostrar una historia urbana y relevante plasmada en imágenes poderosas y conmovedoras sobre la sociedad humana, en este preciso caso la sociedad iraní.

El argumento formal de la película, muestra un desarrollo orgánico, realista y fluido de eventos y decisiones que moldean el destino de los personajes. El elenco es perfecto y la película funciona porque el director Farhadi logra un manejo soberbio de cámaras, locaciones y coreografía de escena que permite al espectador aceptar como propia la realidad retratada en escena.

Para muchos podrá parecer un drama extranjero demasiado “simplón” y hasta aburrido pero Una Separación nos presenta otro cosmos, diferente al que vivimos cotidianamente. A fin de cuentas creo que Una Separación vale la pena para cinéfilos acostumbrados a cine "de arte" o aquellos que desean ver los aspectos culturales de otras partes del mundo.

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