Seeking a Friend for the End of the World: Réquiem
Existen demasiadas películas sobre el fin del mundo, pero generalmente tratan sobre quienes intenta, y en ocasiones lo logran, detenerlo y por ello se consideran grandes héroes pero en la cinta que nos ocupa no ocurre esto. En Seeking a Friend for the End of the World (Buscando un Amigo para el Fin del Mundo) nos encontramos como un par de personas comunes y corrientes afrontan el inminente final.
El asteroide Matilda hará colisión con la Tierra en tres semanas dando paso al el fin de la humanidad. Tal noticia provoca que Dodge Petersen (Steve Carell) sea abandonado de inmediato por su esposa. Mientras tanto, Dodge vive una vida monótona y vacía, y la sociedad colapsa lentamente a su alrededor, su vecina Penny Lockhart (Keira Knightley) entra bruscamente en su vida, Dodge parece encontrar una razón para luchar por lo que queda de su futuro. Pero no será tan fácil, pues en el camino encontrarán obstáculos, tanto externos como internos, que podría abatir su espíritu.
Una pregunta se ha cruzado por la mente de todos: si se fuera a acabar el mundo, ¿qué harías? Mientras que algunos se entregan al desenfreno y el frenesí, otros, en este caso nuestros protagonistas, buscan la forma de llenar el vacío y frustración de su día a día. No todos nos aterraríamos ante el inminente fin, o bailaríamos de júbilo y desenfreno para desinhibirnos como nunca lo hicimos antes, simplemente buscaríamos remendar los errores antes cometidos y buscar con quien pasar las últimas horas de nuestra existencia. Esa es parte del encanto de la cinta, el fin está cerca y no podemos evitarlo, así que sólo nos queda vivir de la mejor manera posible.
La película tiene todo para ser excelsa: la química es idónea, aunque extraña, entre sus protagonistas Steve Carell y Keira Knightley en papeles tragicómicos tan conmovedores que llamaran la atención del espectador, una selección musical adecuada, fotografía preciosista y una trama por demás reflexiva.
Pero como en la vida, no todos sus momentos son increíbles. El ritmo de la narración llega a decaer en más de un momento. Pero ello es superado ampliamente por ciertos momentos donde la narrativa, con tintes de comedia anárquica y ácida, y el trabajo actoral son geniales, esto hace que el viaje valga totalmente el precio del boleto.
Buscando un Amigo para el Fin del Mundo, aprovecha todos sus elementos y da como resultado un filme logrado, ameno y también triste, pero que extrañamente hace que uno tenga una sensación, quizá inapropiada pero bienvenida, de esperanza.
El asteroide Matilda hará colisión con la Tierra en tres semanas dando paso al el fin de la humanidad. Tal noticia provoca que Dodge Petersen (Steve Carell) sea abandonado de inmediato por su esposa. Mientras tanto, Dodge vive una vida monótona y vacía, y la sociedad colapsa lentamente a su alrededor, su vecina Penny Lockhart (Keira Knightley) entra bruscamente en su vida, Dodge parece encontrar una razón para luchar por lo que queda de su futuro. Pero no será tan fácil, pues en el camino encontrarán obstáculos, tanto externos como internos, que podría abatir su espíritu.
Una pregunta se ha cruzado por la mente de todos: si se fuera a acabar el mundo, ¿qué harías? Mientras que algunos se entregan al desenfreno y el frenesí, otros, en este caso nuestros protagonistas, buscan la forma de llenar el vacío y frustración de su día a día. No todos nos aterraríamos ante el inminente fin, o bailaríamos de júbilo y desenfreno para desinhibirnos como nunca lo hicimos antes, simplemente buscaríamos remendar los errores antes cometidos y buscar con quien pasar las últimas horas de nuestra existencia. Esa es parte del encanto de la cinta, el fin está cerca y no podemos evitarlo, así que sólo nos queda vivir de la mejor manera posible.
La película tiene todo para ser excelsa: la química es idónea, aunque extraña, entre sus protagonistas Steve Carell y Keira Knightley en papeles tragicómicos tan conmovedores que llamaran la atención del espectador, una selección musical adecuada, fotografía preciosista y una trama por demás reflexiva.
Pero como en la vida, no todos sus momentos son increíbles. El ritmo de la narración llega a decaer en más de un momento. Pero ello es superado ampliamente por ciertos momentos donde la narrativa, con tintes de comedia anárquica y ácida, y el trabajo actoral son geniales, esto hace que el viaje valga totalmente el precio del boleto.
Buscando un Amigo para el Fin del Mundo, aprovecha todos sus elementos y da como resultado un filme logrado, ameno y también triste, pero que extrañamente hace que uno tenga una sensación, quizá inapropiada pero bienvenida, de esperanza.
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