The Great Gatsby: Muy Solitario en la Cima

La obra de F. Scott Fitzgerald ofrece una desmitificador retrato del sueño americano, sobre todo del Estados Unidos de los años 20’s, que vive una eterna fiesta sin freno gracias a su proliferación económica. Obra que crítica la clase acomodada sin reparos, su hipocresía, sus prejuicios existentes y sus máscaras que ocultan infidelidades. Condiciones que el director Baz Luhrmann intenta retratar bajo su característica estética en su versión de The Great Gatsby (El Gran Gatsby) con Leonardo DiCaprio como protagonista.

Nick Carraway (Tobey Maguire) es un joven con aspiraciones a escritor se muda a pasar el verano a Nueva York, en donde vive su prima Daisy (Carey Mulligan) con su esposo Tom Buchanan (Joel Edgerton). Junto a su residencia vive un misterioso hombre que organiza fiestas en su inmensa mansión y que responde al nombre de Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio). Inesperadamente, Nick recibe una invitación para asistir a uno de esos bulliciosos eventos de parte del mismísimo Gatsby, con quien entablará amistad y descubrirá los secretos y anhelos que esconde tras su riqueza.

Hay que aclarar que la película cuenta con el sello distintivo del director, como la música anacrónica con respecto a la historia, los frenéticos y espectaculares movimientos de cámara y un montaje delirante al más puro estilo videoclip, características que muchas veces rayan en lo opulento y por momentos excesivos. Y es que, Luhrmann, entiende el cine como un gran espectáculo lleno de luz y color, por lo que cualquiera de sus historias se encuentra cubiertas de decoraciones que dejen boquiabierto al espectador.

Pero una de sus características ya la había usado en otra de sus obras, Moulin Rouge: Amor en Rojo, el que la historia es contada desde la perspectiva de un bohemio y romántico escritor, quien después se vuelve taciturno y amargado, dicha particularidad le otorga mayor protagonismo al personaje de Nick, lo cual se convierte en un problema pues relega a verdadero protagonista Gatsby. Lo cual podría disgustar a algún conocedor de la obra original. Otro inconveniente de la cinta, aunque para algunos el único, es el ritmo con el que se desarrolla la trama, pues algunas escenas climáticas carecen de impacto necesario para estremecer al espectador.

Por otra parte hay que reconocer que la banda sonora elegida por el director, la cual cuenta con interpretaciones de artistas como Lana Del Rey, Gotye, Jay Z, entre otros, soberbia.

Pero también debemos reconocerle al director su acertada elección de actores para la cinta, entre los que se encuentran Leonardo DiCaprio, con quien ya había trabajado en Romeo+Julieta, y es que su interpretación como Gatsby resulta perfecta; Tobey McGuire es más que adecuado como Nick, único amigo del protagonista; Carey Mulligan representa una vez más a una delicada y dulce flor que roba el corazón de de más de un espectador, o al menos el mío en mi caso particular; Joel Edgerton me resulta perfecto como Tom, pues evita que veamos a su personaje “el malo del cuento”, cuando en realidad no es más que un desdichado más de la trama.

Luhrmann consigue al final de todo una atrevida y artificiosa mirada a un clásico. Tal vez no a todos les guste su estilo pero en definitiva es una cinta que debe verse, ya sea para enumerar sus defectos o encontrar sus propias virtudes.

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