Trance: Enterrado y Olvidado
Danny Boyle utiliza su nueva cinta, Trance (En Trance), para transportarnos a los rincones más lúgubres y retorcidos de la mente humana por medio de la amnesia y el hipnotismo.
Simon (James McAvoy), un subastador obras de arte, hace equipo con nos criminales para robar una valiosa pintura valuada en millones de libras esterlinas, pero después de sufrir un fuerte golpe en la cabeza durante el atraco, se despierta para descubrir que no recuerda dónde escondió la pintura. Cuando amenazas y torturas físicas fallan en un intento por hacer que diga la verdad, el líder de la banda, Franck (Vincent Cassel), contrata a la terapeuta de hipnosis Elizabeth Lamb (Rosario Dawson) para que se sumerja en los rincones más oscuros de la psique de Simon.
La película parte de una situación en aparentemente común, el robo de una valiosa pintura, pero conforme avanza la trama surgen preguntas que nos hacen cuestionarnos la verdadera importancia de este objeto en discordia y nos vemos sumergidos en oscuros secretos de la mente del protagonista. Y es que, Boyle es un experto narrativas llenas de suspenso, sobresaltos y giros inesperados que impiden que adivinemos lo que pasará en los siguientes actos, aunado a los matices de traición, locura y crimen que le imprime a la cinta.
Y para transportarnos a una historia llena de recovecos, Boyle hace equipo con John Hodge, guionista de algunos de sus más reconocidos trabajos como Shallow Grave (Tumba al Ras de la Tierra), Trainspotting (Trainspotting: La Vida en el Abismo) y The Beach (La Playa). La dupla construye una historia que exige mucha concentración al espectador y es que a pesar de ir dejando pistas que conducen a un aparentemente predecible final la cinta no se hace aburrida ni olvidable pues nos cuestiona constantemente sobre cuales eventos son reales y cuales producto de la imaginación del protagonista.
Tales situaciones se encuentran respaldadas por las brillantes actuaciones del elenco, quienes son capaces de mostrarnos lo peor y lo mejor de sus caracterizaciones, como James McAvoy quien demuestra su versatilidad con un personaje que va transformándose ante nuestros ojos, su contraparte es Vincent Cassel como el villano, pero quien se lleva la película es Rosario Dawson dando vida a una psicóloga que usa la hipnosis para ayudar al paciente para avanzar en su vida.
Por su parte, la alteración de la percepción y realidad es gracias al brillante trabajo de fotografía a cargo de Anthony Dod Mantle. A ello debemos añadir la musicalización que, corriendo a cargo de Rick Smith, nos sumerge en la atmosfera que la película transmite.
Cabe mencionar que la cinta cuenta con varias escenas altamente explicitas, ya sea por su contenido sexual como violento, lo cual puede incomodar a más de algún espectador.
Danny Boyle nos entrega una cinta inteligente realizada con secuencias espectaculares y llena de detalles que cuentan más de lo que en apariencia se ve. Y es que Boyle es uno de los mejores exponentes del cine británico, pues sabe escoger historias y actores.
Simon (James McAvoy), un subastador obras de arte, hace equipo con nos criminales para robar una valiosa pintura valuada en millones de libras esterlinas, pero después de sufrir un fuerte golpe en la cabeza durante el atraco, se despierta para descubrir que no recuerda dónde escondió la pintura. Cuando amenazas y torturas físicas fallan en un intento por hacer que diga la verdad, el líder de la banda, Franck (Vincent Cassel), contrata a la terapeuta de hipnosis Elizabeth Lamb (Rosario Dawson) para que se sumerja en los rincones más oscuros de la psique de Simon.
La película parte de una situación en aparentemente común, el robo de una valiosa pintura, pero conforme avanza la trama surgen preguntas que nos hacen cuestionarnos la verdadera importancia de este objeto en discordia y nos vemos sumergidos en oscuros secretos de la mente del protagonista. Y es que, Boyle es un experto narrativas llenas de suspenso, sobresaltos y giros inesperados que impiden que adivinemos lo que pasará en los siguientes actos, aunado a los matices de traición, locura y crimen que le imprime a la cinta.
Y para transportarnos a una historia llena de recovecos, Boyle hace equipo con John Hodge, guionista de algunos de sus más reconocidos trabajos como Shallow Grave (Tumba al Ras de la Tierra), Trainspotting (Trainspotting: La Vida en el Abismo) y The Beach (La Playa). La dupla construye una historia que exige mucha concentración al espectador y es que a pesar de ir dejando pistas que conducen a un aparentemente predecible final la cinta no se hace aburrida ni olvidable pues nos cuestiona constantemente sobre cuales eventos son reales y cuales producto de la imaginación del protagonista.
Tales situaciones se encuentran respaldadas por las brillantes actuaciones del elenco, quienes son capaces de mostrarnos lo peor y lo mejor de sus caracterizaciones, como James McAvoy quien demuestra su versatilidad con un personaje que va transformándose ante nuestros ojos, su contraparte es Vincent Cassel como el villano, pero quien se lleva la película es Rosario Dawson dando vida a una psicóloga que usa la hipnosis para ayudar al paciente para avanzar en su vida.
Por su parte, la alteración de la percepción y realidad es gracias al brillante trabajo de fotografía a cargo de Anthony Dod Mantle. A ello debemos añadir la musicalización que, corriendo a cargo de Rick Smith, nos sumerge en la atmosfera que la película transmite.
Cabe mencionar que la cinta cuenta con varias escenas altamente explicitas, ya sea por su contenido sexual como violento, lo cual puede incomodar a más de algún espectador.
Danny Boyle nos entrega una cinta inteligente realizada con secuencias espectaculares y llena de detalles que cuentan más de lo que en apariencia se ve. Y es que Boyle es uno de los mejores exponentes del cine británico, pues sabe escoger historias y actores.
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