Estar Alerta

La súbita muerte del discípulo de Ekido


Permanece alerta. Has de tomar cada momento como si fuera el último. ¡Y hay muchas posibilidades de que lo sea! Por lo tanto, úsalo totalmente. Sácale todo su jugo. En esa misma totalidad estarás alerta.
El maestro japonés Ekido era un profesor severo y sus discípulos le tenían miedo. Un día, mientras daba la hora en la campana del templo, uno de sus discípulos dio un tañido de menos porque de repente se fijó en una muchacha preciosa que acaba de atravesar las puertas. Sin que el discípulo lo supiera, Ekido estaba detrás de él y le dio un golpe con su bastón; el susto hizo que al discípulo se le parara el corazón y murió.

Si piensas en esta historia te puede parecer que el Maestro mató al discípulo. Pero no es así. El discípulo iba a morir de todos modos; ése era el momento de su muerte. El Maestro lo sabía; simplemente usó el momento de su muerte para que su discípulo se iluminase.

Esto no se cuenta en la historia, pero es lo que ocurrió; de otro modo, ¿por qué iba a estar el Maestro de pie detrás de él? ¿No tenía nada mejor que hacer? En aquel momento no había nada más importante, porque su discípulo iba a morir y tenía que aprovechar esa circunstancia.

La historia es muy hermosa y significativa. El discípulo vio pasar a una muchacha preciosa y perdió toda conciencia. Todo su ser se convirtió en un deseo: quería ir detrás de la muchacha, poseerla. El momento anterior había estado alerta y ahora ya no lo estaba.

Estaba tocando la campana plenamente alerta. Esto es parte de la meditación en un monasterio zen: cualquier cosa que hagas, hazla conscientemente. Hagas lo que hagas, permanece allí presente como una luz; entonces todo se revela. Aquel discípulo iba a estar alerta y atento en el momento de morir, y la mente le jugó una mala pasada, jugó su última carta: ¡apareció una muchacha muy hermosa! En ese momento, cuando el discípulo perdió la conciencia, el Maestro le pegó con fuerza en la cabeza.

El Maestro ve que la muerte invisible se le está acercando y golpea al discípulo para que recupere la alerta. El Maestro esperaba detrás de él.
Los Maestros siempre están esperando detrás de los discípulos, aunque no siempre físicamente; y éste es uno de los momentos más importantes, cuando la persona va a morir. El Maestro le golpeó con fuerza y su cuerpo cayó, pero por dentro estaba alerta. El deseo desapareció. Todo lo demás cayó junto con el cuerpo, se quedó destrozado; pero el discípulo estaba alerta. Y en esa alerta, murió. Y si puedes unificar la alerta con la muerte, te iluminas.

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