Ser como un dragón

Enclaustrado en una gruta de forma voluntaria y solo viendo la luz del día que se filtra por la entrada a su madriguera añorando cada hora que pasa llegar a ser como alguno de aquellos legendarios, poderosos y fastuosos animales a los que pertenece como raza y que innumerables veces escuchó de relatos contados por ancianos y sabios hombres que lo instruían. Parecía que nada lo motivaba, ni lo obligaría a salir vivía una vida menos que común, una vida apática pero todo cambio una hermosa mañana de primavera.

Despertó, y como cada día que transcurría para él pero precisamente ese amanecer era diferente su luz y la oscuridad que le habían precedido le otorgaron en sueños una visión clara y precisa como si se tratase de un augurio donde encontraba lo que tanto anhelaba: Inspiración. Una inspiración que se encontraba más allá de la caverna a la que él se había aferrado y que usaba como pretexto para evitar vivir de forma grandiosa y sublime, de un modo que había sido predestinado solo para él pero que nunca se había atrevido a iniciar.

Ahora con un motivo y un propósito claro en mente debería de iniciar el viaje, no seria fácil pero eso ya no le importaba quería continuar y descubrir el origen de la iluminación que había alcanzado y para hacerlo debía volar, en principio fue dificultoso pues no había usado su alas en mucho tiempo pero no le importó trabajar en ellas hasta acondicionarlas a la perfección ya que tenia la voluntad de no rendirse y la inspiración para no hacerlo y después de un lapso de tiempo que parecieron días con sus noches por fin logro iniciar el vuelo hacia nuevos horizontes y en el camino descubrió algo más, algo que creía inexistente, su fuego interno aquella fuerza con la que cuenta cada dragón un poder y una energía por la que muchos matarían y morirían por tener y él, el más insignificante de las criaturas que poblaban esta tierra, poseía ese preciado y magnifico don. Ahora al ir descubriendo sus extraordinarias capacidades era más feliz y mejor que antes y nada lo detendría ni lo desmotivaría para seguir su camino al contrario cada obstáculo, cada pena y cada miedo que surgiera solo lo obligarían a remontar el vuelo nuevamente pues ya había conocido la derrota y el dolor y jamás, jamás se volvería a dejar vencer por ellos.

Y ahora libre de ataduras que lo obligaban a mantenerse confinado tenia la mente clara, el espíritu alegre y un corazón resistente porque había encontrado el motivo para vivir y seguir adelante y mostrar la grandeza y orgullo que anteriormente solo había escuchado de viejas leyendas.


Cuentos de Luzos a su Hijo.

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