Moneyball: Nada se Arriesga, Nada se Gana

Moneyball (El Juego de la Fortuna) esta basada en hechos reales y reportados en el libro Moneyball: The Art of Winning an Unfair Game, de Michael Lewis estelarizada por Brad Pitt y Jonah Hill bajo la dirección de Bennett Miller.

El administrador de los Atléticos de Oakland, Billy Beane (Brad Pitt) se enfrenta a la problemática de obtener más triunfos y más dinero para contratar mejores jugadores. Sin embargo su limitado presupuesto, comparado con otros equipos, y los anticuados criterios de evaluación de jugadores le impiden llegar a su meta hasta que conoce a Peter Brand (Jonah Hill), un inteligente analista que diseñó un modelo de contratación basado en estadísticas y desempeño. Método que sugiere enfocarse en jugadores menos costosos y con habilidades aparentemente prosaicas y que usados adecuadamente podrán sacar adelante al equipo completo pero los reclutadores y el entrenador se encuentran renuentes ante esta metodología pero Beane hará lo posible por sacar adelante tal proyecto.

La gran mayoría de las cintas sobre deportes se enfocan en como un equipo y/o atleta en particular intenta salir adelante en el campo de juego, elemento que Moneyball deja un poco de lado pues la trama se desarrolla casi por completo en salas de juntas, vestidores y oficinas sonde directivos y administrativos discuten el futuro de su propio equipo, dicho contexto no carece de dramatismo y emoción para el espectador pues podemos entrever como las decisiones tomadas detrás de un escritorio afectan enormemente el desempeño deportivo más allá del esfuerzo que los atletas y entrenadores manifiestan en el campo de juego.

Dicho punto de vista es evidenciado por el guionista Aaron Sorkin al combinar expertamente el aspecto intelectual de la historia con las emociones de la clásica fórmula deportiva, con el ligero inconveniente de que el espectador podría sentirse un poco incomodo con los ya característicos parlamentos que Sorkin le imprime a sus historias que intentan en esta ocasión de establecer la vida de Beane, su melancólica vida familiar y sus frustraciones por no haber llegado a ser un gran jugador de las Grandes Ligas pero en el momento en que se alía con Brand la narrativa acelera el ritmo y nos mantiene entretenidos y atentos ante las decisiones de este par y las repercusiones que tienen sobre el equipo. Parte de la química que muestran los protagonistas es por el esfuerzo que realiza el director Bennett Miller al ofrecernos un buen manejo de escenas, de actores y sus personajes.

Por otra parte Brad Pitt nos da una de sus habituales actuaciones sinceras y profundas, evitando sentimentalismo innecesario pero expresando emoción cuando hace falta. En cuanto a Jonah Hill, este joven nos demuestra que puede desarrollar personajes más complejos y serios de los que nos tiene acostumbrados, dando pie a que en lo futuro y con esfuerzo y buenas decisiones podrá convertirse en un histrión respetable.

Ciertamente puedo recomendar El Juego de la Fortuna como un excelente melodrama deportivo, inteligentemente escrito, bien actuado y con el perfecto balance de suspenso y emoción dejarnos satisfechos a quienes deseen ver otros aspectos que encierran los deportes.

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