Oblivion: Cambio de Prioridad
Joseph Kosinski regresa a la silla de director con su segundo largometraje Oblivion (Oblivion El Tiempo del Olvido), historia de ciencia ficción de su autoría y que cuenta como estrella principal a Tom Cruise.
2077, la Tierra está completamente devastada después de una cataclismo global y una subsecuente invasión extraterrestre. Como resultado, nuestro planeta quedó inhabitable, por lo que los sobrevivientes se vieron obligados a evacuar hacia Titán una luna de Saturno. Mientras tanto Jack Harper (Tom Cruise), se mantiene en la Tierra vigilando los últimos detalles para garantizar la supervivencia de la especie en el espacio, hasta que una misteriosa nave y una serie de recuerdos borrosos le hacen dudar sobre su misión y de la verosimilitud de ciertos hechos.
En 2009, Joseph Kosinski recibió la oferta de dirigir su primer largometraje, dicha propuesta era realizar la secuela de Tron con el apoyo total de la Casa Disney lo que le proporcionó un enorme presupuesto y la capacidad de plasmar en pantalla ideas visuales más vistosas y complejas de las exhibidas en la original. Con Tron El Legado Kosinski demostró 3 cosas: primero es un maestro para crear e imaginar hasta el último detalle los elementos existentes en un universo distante; segundo, sus protagonistas van más allá de lo heroico y se convierten en mesías de su propio mundo y se toma el tiempo para explicarlo en pantalla; y tercero, es mucho mejor director de escenas que de actores. Con Oblivion, basada en historietas escritas por el mismo en 2005, reafirma los dos primeros puntos y sólo moderadamente mejora en el tercero.
Y es que Oblivion tiene todos los elementos necesarios para una buena historia de ciencia ficción.
Por un lado tenemos las consecuencia que sufrió la Tierra después de ser atacada por alienígenas, como la población se exilió en Titán y para sobrevivir se extrae el agua existente para convertirla en energía, y que de entre los restos sólo hay invasores sobrevivientes, dispersos en tribus subterráneas quienes son cazados por drones vigías, y por otro tenemos a Jack y Victoria, una pareja interpretada por Tom Cruise y Andrea Riseborough que día tras día, se mantienen en la Tierra como un equipo de salvamento y protección, dentro de un condominio en las nubes, lleno de superficies brillantes y confortables que contrastan con el yermo que es la superficie del planeta. Y su único contacto, además de uno al otro, es el control de misión (Melissa Leo) que reside en el Tet, una monolítica y titánica estación espacial.
Dichos elementos son retratados de forma majestuosa por Kosinski, quien se toma el tiempo necesario para exploralos y con ello maravillarnos por la dirección de arte con la que cuenta la cinta, la cual opto en muchos de los casos por escenarios naturales en lugar de la ya muy recurrida “pantalla verde”, dotando de realismo a la historia. Y es que a pesar de sus buenas ideas y de que la trama en general es realmente buena, Kosinski falla estrepitosamente en un apartado, sus personajes carecen de la personalidad necesaria que permita la empatía con el espectador.
Pareciera que Kosinski sólo considera a sus personajes como elementos extra en un mundo imaginario. No parece interesado en explorar las emociones y motivaciones de los personajes principales en cuanto por que deben de actuar de cierta forma y tomar ciertas decisiones. Dicha postura no siempre es algo malo pero si los temas principales son la humanidad y la identidad de esta, así de cómo nos relacionamos entre nosotros bien debería profundizar en la personalidad de los protagonistas y hacer que los actores se personifiquen verosímilmente su papel. Ni siquiera Tom Cruise que es un actor tan famoso logra convencer totalmente con un papel de Jack. Riseborough es la única que realmente logra una buena actuación teniendo en cuenta que su personaje apenas es significativo.
Por un lado, Oblivion es una gran historia de ciencia ficción con estupenda fotografía, efectos especiales y magnifica musicalización, sin embargo, ello sólo representa la mitad de la obra. La otra mitad, la historia de un hombre que lucha con su lugar en el mundo y con el poder del amor para vencer todo, es algo carente de la novedad necesaria como para volver la cinta un hito en la historia del cine. Joseph Kosinski tiene una excelente visualización sobre mundos distantes pero le falta mucho en cuanto al manejo de personajes y tramas existentes en dichos mundos.
2077, la Tierra está completamente devastada después de una cataclismo global y una subsecuente invasión extraterrestre. Como resultado, nuestro planeta quedó inhabitable, por lo que los sobrevivientes se vieron obligados a evacuar hacia Titán una luna de Saturno. Mientras tanto Jack Harper (Tom Cruise), se mantiene en la Tierra vigilando los últimos detalles para garantizar la supervivencia de la especie en el espacio, hasta que una misteriosa nave y una serie de recuerdos borrosos le hacen dudar sobre su misión y de la verosimilitud de ciertos hechos.
En 2009, Joseph Kosinski recibió la oferta de dirigir su primer largometraje, dicha propuesta era realizar la secuela de Tron con el apoyo total de la Casa Disney lo que le proporcionó un enorme presupuesto y la capacidad de plasmar en pantalla ideas visuales más vistosas y complejas de las exhibidas en la original. Con Tron El Legado Kosinski demostró 3 cosas: primero es un maestro para crear e imaginar hasta el último detalle los elementos existentes en un universo distante; segundo, sus protagonistas van más allá de lo heroico y se convierten en mesías de su propio mundo y se toma el tiempo para explicarlo en pantalla; y tercero, es mucho mejor director de escenas que de actores. Con Oblivion, basada en historietas escritas por el mismo en 2005, reafirma los dos primeros puntos y sólo moderadamente mejora en el tercero.
Y es que Oblivion tiene todos los elementos necesarios para una buena historia de ciencia ficción.
Por un lado tenemos las consecuencia que sufrió la Tierra después de ser atacada por alienígenas, como la población se exilió en Titán y para sobrevivir se extrae el agua existente para convertirla en energía, y que de entre los restos sólo hay invasores sobrevivientes, dispersos en tribus subterráneas quienes son cazados por drones vigías, y por otro tenemos a Jack y Victoria, una pareja interpretada por Tom Cruise y Andrea Riseborough que día tras día, se mantienen en la Tierra como un equipo de salvamento y protección, dentro de un condominio en las nubes, lleno de superficies brillantes y confortables que contrastan con el yermo que es la superficie del planeta. Y su único contacto, además de uno al otro, es el control de misión (Melissa Leo) que reside en el Tet, una monolítica y titánica estación espacial.
Dichos elementos son retratados de forma majestuosa por Kosinski, quien se toma el tiempo necesario para exploralos y con ello maravillarnos por la dirección de arte con la que cuenta la cinta, la cual opto en muchos de los casos por escenarios naturales en lugar de la ya muy recurrida “pantalla verde”, dotando de realismo a la historia. Y es que a pesar de sus buenas ideas y de que la trama en general es realmente buena, Kosinski falla estrepitosamente en un apartado, sus personajes carecen de la personalidad necesaria que permita la empatía con el espectador.
Pareciera que Kosinski sólo considera a sus personajes como elementos extra en un mundo imaginario. No parece interesado en explorar las emociones y motivaciones de los personajes principales en cuanto por que deben de actuar de cierta forma y tomar ciertas decisiones. Dicha postura no siempre es algo malo pero si los temas principales son la humanidad y la identidad de esta, así de cómo nos relacionamos entre nosotros bien debería profundizar en la personalidad de los protagonistas y hacer que los actores se personifiquen verosímilmente su papel. Ni siquiera Tom Cruise que es un actor tan famoso logra convencer totalmente con un papel de Jack. Riseborough es la única que realmente logra una buena actuación teniendo en cuenta que su personaje apenas es significativo.
Por un lado, Oblivion es una gran historia de ciencia ficción con estupenda fotografía, efectos especiales y magnifica musicalización, sin embargo, ello sólo representa la mitad de la obra. La otra mitad, la historia de un hombre que lucha con su lugar en el mundo y con el poder del amor para vencer todo, es algo carente de la novedad necesaria como para volver la cinta un hito en la historia del cine. Joseph Kosinski tiene una excelente visualización sobre mundos distantes pero le falta mucho en cuanto al manejo de personajes y tramas existentes en dichos mundos.
Comentarios