The Wolverine: Regresando al Sendero
Después del fracaso a nivel crítica que resultó ser X-Men Orígenes: Wolverine resultaba difícil creer que se realizaría otra película de Wolverine como protagonista, pero 20th Century Fox se arriesga nuevamente al creer en el mutante y presenta The Wolverine (Wolverine Inmortal).
Logan (Hugh Jackman) se ha vuelto un ermitaño taciturno afligido por la muerte de su amada Jean Grey (Famke Janssen), sobreviviendo en los bosques canadienses hasta que lo encuentra Yukio (Rila Fukushima) quien le tiene la petición de acompañarla hasta Japón pues un viejo conocido de nombre Yashida (Hal Yamanouchi) desea agradecerle por un antiguo favor ofreciéndole una forma de prescindir de sus poderes regenerativos y con ello alcanza la mortalidad que tanto ansia, pero un encuentro con la nieta de este, Mariko (Tao Okamoto), quien resulta ser la heredera de un gran imperio tecnológico, lo lleva a verse atrapado en medio de una disputa familiar que involucra a miembros de un clan de ninjas y a miembros de los Yakuza. Ahora Wolverine deberá decidir si mantiene su naturaleza mutante o se rinde para morir en paz.
Después de los muchos abucheos que recibió Orígenes, ya que la trama de esta maneja demasiadas sub-tramas dejando al mutante un poco relegado con respecto a ser el protagonista de su propia película, tropezón que Wolverine Inmortal intenta remediar realizando un ligero cambio: centra más la atención en la naturaleza de Logan que en la de Wolverine. Atención que nos lleva a conocer la lucha de su lado humano con respecto a su naturaleza mutante y animal, así como su falta de voluntad para vivir. Y es que sus sentimientos sobre Jean Grey todavía están presentes y lo persiguen a lo largo de la trama pero al conocer a Mariko le hacen cuestionarse si en realidad desea ser mortal. La idea, sobre su lucha interna y sus demonios mentales, resulta ser interesante, y es que los guionistas, Mark Bomback y Scott Frank, nos entregan una trama llena de drama e intriga con algunos toques de acción, por momentos parece que estamos ante alguna de las primeras adaptaciones de James Bond.
Como lo mencione con anterioridad dicha vertiente resulta bastante atractiva, un héroe dolido y carente de voluntad pero que aún es capaz de gritar, pelear y recortar cosas. Sí, todo ello parece bueno pero aquí nada es perfecto ya que el mutante de garras de adamantium comienza verse agotado, tanto en espíritu como en presencia.
Las obsesiones y el tormento que sufre el protagonista pueden llegar a aburrir considerablemente pues la presencia de Jean Grey puede resultar fastidiosa para muchos dado que el héroe se muestra por demás quejumbroso y patético cada vez que rememora su recuerdo, incluso por momentos mantiene esta postura durante sus encuentros con la propia Mariko. No estoy en contra de mostrar el drama que muchos superhéroes viven sino en que dicho drama explotado en demasiá puede llegar a ser insoportable para cierto sector del público.
Y es que el centrarse de forma excesiva en el drama en el que vive Guepardo/Glotón/Lobezno le otorga un ritmo desigual a la cinta pues deja en segundo plano toda su travesía a través de Japón y los tejemanejes en los que se involucra donde el honor, el respeto y las traiciones lo dominan todo. Y es que parte de la culpa recae en el director, James Mangold, quien inicia mostrando un prólogo explosivo para después introducirnos en la historia de forma por demás pausada y lenta y después regresarnos al frenesí de la acción y posteriormente nos regresa al drama. Y es que estos momentos demasiado pausados seguidos instantes muy frenéticos y viceversa llegan a cansar pues desconciertan y confunden al espectador.
Algo que si hay que agradecer a James Mangold es que lleva gran parte de la acción en Japón. Eso por sí solo es suficiente para que la película se vea y se siente diferente a cualquier otra adaptación de superhéroes hasta la fecha, el director logra capturar de un verdadero sentido de lugar. Aunque tal apreciación de la cultura japonesa se siente un poco superficial ya que cae en muchos clichés y utiliza demasiados elementos por demás reconocidos de tal cultura.
Por otra parte, me disgusto la forma en que son presentados los villanos, tanto Silver Samurai como Viper, quienes deberían ser una amenaza más real para el Garras de Adamantium, sobre todo Viper quien es presentada como una astuta y sexy fémina que escupe veneno y lame como un lagarto pero que tiene una escasa presencia en pantalla.
Al final de cuentas, y aun cuando parece contradictorio la cinta resulta ser entretenida y decorosa, incluso es mucho mejor que Orígenes pero tiene sus fallos, ya que no hay un momento de verdad icónico. Una cinta perfectamente decente pero a medio camino de ser excelente. En fin, el espectador y el tiempo son quienes decidirán si la cinta vale la pena y se posiciona en el panteón de las grandes adaptaciones de superhéroes de historietas.
Logan (Hugh Jackman) se ha vuelto un ermitaño taciturno afligido por la muerte de su amada Jean Grey (Famke Janssen), sobreviviendo en los bosques canadienses hasta que lo encuentra Yukio (Rila Fukushima) quien le tiene la petición de acompañarla hasta Japón pues un viejo conocido de nombre Yashida (Hal Yamanouchi) desea agradecerle por un antiguo favor ofreciéndole una forma de prescindir de sus poderes regenerativos y con ello alcanza la mortalidad que tanto ansia, pero un encuentro con la nieta de este, Mariko (Tao Okamoto), quien resulta ser la heredera de un gran imperio tecnológico, lo lleva a verse atrapado en medio de una disputa familiar que involucra a miembros de un clan de ninjas y a miembros de los Yakuza. Ahora Wolverine deberá decidir si mantiene su naturaleza mutante o se rinde para morir en paz.
Después de los muchos abucheos que recibió Orígenes, ya que la trama de esta maneja demasiadas sub-tramas dejando al mutante un poco relegado con respecto a ser el protagonista de su propia película, tropezón que Wolverine Inmortal intenta remediar realizando un ligero cambio: centra más la atención en la naturaleza de Logan que en la de Wolverine. Atención que nos lleva a conocer la lucha de su lado humano con respecto a su naturaleza mutante y animal, así como su falta de voluntad para vivir. Y es que sus sentimientos sobre Jean Grey todavía están presentes y lo persiguen a lo largo de la trama pero al conocer a Mariko le hacen cuestionarse si en realidad desea ser mortal. La idea, sobre su lucha interna y sus demonios mentales, resulta ser interesante, y es que los guionistas, Mark Bomback y Scott Frank, nos entregan una trama llena de drama e intriga con algunos toques de acción, por momentos parece que estamos ante alguna de las primeras adaptaciones de James Bond.
Como lo mencione con anterioridad dicha vertiente resulta bastante atractiva, un héroe dolido y carente de voluntad pero que aún es capaz de gritar, pelear y recortar cosas. Sí, todo ello parece bueno pero aquí nada es perfecto ya que el mutante de garras de adamantium comienza verse agotado, tanto en espíritu como en presencia.
Las obsesiones y el tormento que sufre el protagonista pueden llegar a aburrir considerablemente pues la presencia de Jean Grey puede resultar fastidiosa para muchos dado que el héroe se muestra por demás quejumbroso y patético cada vez que rememora su recuerdo, incluso por momentos mantiene esta postura durante sus encuentros con la propia Mariko. No estoy en contra de mostrar el drama que muchos superhéroes viven sino en que dicho drama explotado en demasiá puede llegar a ser insoportable para cierto sector del público.
Y es que el centrarse de forma excesiva en el drama en el que vive Guepardo/Glotón/Lobezno le otorga un ritmo desigual a la cinta pues deja en segundo plano toda su travesía a través de Japón y los tejemanejes en los que se involucra donde el honor, el respeto y las traiciones lo dominan todo. Y es que parte de la culpa recae en el director, James Mangold, quien inicia mostrando un prólogo explosivo para después introducirnos en la historia de forma por demás pausada y lenta y después regresarnos al frenesí de la acción y posteriormente nos regresa al drama. Y es que estos momentos demasiado pausados seguidos instantes muy frenéticos y viceversa llegan a cansar pues desconciertan y confunden al espectador.
Algo que si hay que agradecer a James Mangold es que lleva gran parte de la acción en Japón. Eso por sí solo es suficiente para que la película se vea y se siente diferente a cualquier otra adaptación de superhéroes hasta la fecha, el director logra capturar de un verdadero sentido de lugar. Aunque tal apreciación de la cultura japonesa se siente un poco superficial ya que cae en muchos clichés y utiliza demasiados elementos por demás reconocidos de tal cultura.
Por otra parte, me disgusto la forma en que son presentados los villanos, tanto Silver Samurai como Viper, quienes deberían ser una amenaza más real para el Garras de Adamantium, sobre todo Viper quien es presentada como una astuta y sexy fémina que escupe veneno y lame como un lagarto pero que tiene una escasa presencia en pantalla.
Al final de cuentas, y aun cuando parece contradictorio la cinta resulta ser entretenida y decorosa, incluso es mucho mejor que Orígenes pero tiene sus fallos, ya que no hay un momento de verdad icónico. Una cinta perfectamente decente pero a medio camino de ser excelente. En fin, el espectador y el tiempo son quienes decidirán si la cinta vale la pena y se posiciona en el panteón de las grandes adaptaciones de superhéroes de historietas.
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