X-Men: First Class: Estamos Empezando

Después de 11 años de que se lanzará la primera parte de la adaptación cinematográfica del comic X-Men llega su precuela X-Men: First Class (X-Men: Primera Generación) bajo la dirección de Matthew Vaughn y con el auspicio de Bryan Singer.

1962: Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) es un mutante y caza-nazis que pretende consumar su venganza contra ellos después de sobrevivir a sus campos de concentración, mientras tanto Charles Francis Xavier (James McAvoy) es un profesor que se especializa en genética mutante y decide unir fuerzas con Erik pues ambos persiguen a la misma persona: Sebastian Shaw (Kevin Bacon) un poderoso mutante que pretende crear un conflicto nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética y para conseguir detenerlo, Charles y Erik reclutan a un grupo de mutantes que los ayude en dicha tarea, la cual por cierto será nada fácil.

Por principio de cuentas hay que aclarar un punto muy importante pues muchos de los “Fans From Hell” del comic X-Men se encuentran iracundos por las libertades creativas que tanto productores como guionistas tomaron con respecto a material original, el cual hasta cierto punto puede ser aceptaba dicha indignación pues uno crece con cierta idea que uno espera que se respete y de buenas a primeras es cambiada sin un motivo aparente o plenamente justificado pero lo que pocos no comprenden muchas veces en cuando una obra literaria o en este caso de historieta es que si se trasladara íntegramente lo expuesto en papel al lenguaje cinematográfico se tendrían que desarrollar y exponer demasiados elementos para solo contar una fracción de la historia, además de que hacer esto puede llegar a ocupar demasiado tiempo y agobiar al espectador por la cantidad de información mostrada, sin contar de que se perdería el ritmo y la coherencia que se le intenta dar al filme. Un ejemplo de ello es el experimento de Zach Snyder y Watchmen en el cual Snyder intento plasmar toda la obra grafica y terminó por confundir y desilusionar a más de un espectador; por esa misma razón los argumentos usados para atacar X-Men: Primera Generación por ese lado resultan irrelevantes y hasta cierto punto estúpidos.

Independientemente de lo anteriormente expuesto Mathew Vaughn tenia una gran meta por cumplir y era la de realizar una buena dirección y adaptación de dicho comic, claro que también hay que mencionar a los guionistas Ashley Miller, Zack Stentz y Jane Goldman y al productor Bryan Singer como los responsables de llevar a buen puerto proyecto, pues las ultimas 2 entregas de dicha franquicia fueron pesimamente recibidas, una más que otra, por el publico en general, además de que muchos ya veían con lo anteriormente expuesto a una saga sin brillo ni sorpresas que exponer. Nada más lejos de la realidad pues todo este equipo logro sacar una de las mejores adaptaciones de comics en el cine, tal vez la mejor hasta el momento pero eso es solo una muy personal opinión. Ahora bien existía un ligero inconveniente con la historia ¿Cómo mostrar el surgimiento de lo que seria en posterioridad el Profesor X y Magneto con el mundo real? Simple, ponerlos en el entorno de la Guerra Fría durante la Crisis de los Misiles en Cuba y agregar una paranoia surgida a partir de la exposición de los mutantes.

Dicho arco narrativo funciona de maravilla pues logra darle trasfondo de por qué el personaje de Magneto, más bien Erik Lehnsherr tiene serias dudas sobre la aceptación de los mutantes por parte del Homo Sapiens común, si a esto le agregamos su experiencia como prisionero en un campo de concentración. Además de cómo muchas de las ideas que empezaban a surgir entonces no eran aceptadas por todos por creerlas dañinas para la sociedad o simplemente eran radicalizadas por un sector de esta como por ejemplo Sebastian Shaw. Y en medio tenemos a Charles Francis Xavier quien comprende estas nuevas ideas pero que espera que el resto de la población las acepte como parte de ellos. En realidad todos tenían la razón, pero también estaban equivocados en cuanto a sus métodos para realizar cambios profundos en la sociedad.

Dejando un lado los pensamientos por los cuales nos pretende llevar la historia debemos tomar en cuenta lo principal: sus personajes y actuaciones, primero tenemos Michael Fassbender (Erik Lehnsherr) quien representa con maestría a un mutante despechado, lleno de rencor y odio pero que también pretende realizar un bien que haga que la sociedad cambie un poco de parecer y James McAvoy (Charles Francis Xavier) joven e inexperto líder que desea mantener un equilibrio entre los humanos comunes y los mutantes, además de que esta dupla logra capturar perfectamente la dinámica de amistad-némesis entre lo que seria en el futuro Magneto y el Profesor X. Por otra parte tenemos a la siempre sobresaliente Jennifer Lawrence como la joven Mystique quiere la aceptación como mujer y mutante que es por parte de los hombres que conoce, a Nicholas Hoult como el trágico y bien logrado Hank McCoy/Beast, January Jones es apropiadamente sexy y letal en el papel de Emma Frost, aunque no logre trascender dramáticamente más allá de ese aspecto y por ultimo un Kevin Bacon (Sebastian Shaw) bien logrado pero que por momentos sucumbe al cliché del monologo del villano. En cuanto a dirección hay poco que decir, Mathew Vaughn logra una vez más sacar la casta al mantener equilibrada una historia repleta de acción y drama. El guión es solido pero tiene algunas fallas con respecto a las anteriores películas de la saga, como si por momentos no les importara lo ocurrido principalmente en la tercera y en Wolverine. Las áreas de música, fotografía y edición son formidables y bien aprovechadas, en cuanto a los efectos especiales por momentos fallan y lucen falsos, pero en son espectaculares.

En definitiva X-Men: Primera Generación es una excelente adaptación y algo digno ve verse y admirarse.

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