Immortals: Lo Rompes, lo Pagas

Siguiendo la ya “tradicional” tendencia a crear cintas péplum y “reinventar” historias de la mitología Grecorromana nos lleva el más reciente trabajo del director indio Tarsem Singh: Immortals (Inmortales).

El Rey Hiperión (Mickey Rourke) inicia una guerra en contra de las sociedades griegas y de los mismos Dioses del Olimpo y para derrotarlos debe encontrar un arma capaz de liberar a los Titanes encerrados en el Monte Tartarus quienes desean tomar venganza por una antigua afrenta en contra de ellos. Mientras tanto a Teseo (Henry Cavill), joven valiente y virtuoso, le es profetizado que en sus manos se encuentra el poder suficiente para mover el equilibrio en contra o a favor de la maniática cruzada del Rey, por lo que deberá actuar antes de que sea demasiado tarde.

Tarsem Singh toma como referencia la cinta 300 para dotar la propia de un estilo visual hiper-artístico y rebuscado, donde el color dorado es mostrado de sobremanera y además de que cada pelea este elegantemente coreografiada en cámara lenta para no perder los minúsculos detalles que se muestren. Cada salpicadura de sangre, herida y movimiento muscular es sobreexpuesto hasta el cansancio y con ello exponiendo que dichos detalles importan más allá de la trama y de los personajes mismos.

En lo que respecta a la historia, Singh muestra poco interés en el desarrollo de los personajes pues jamás quedan totalmente claras las verdaderas motivaciones del rey Hiperión en contra de los Dioses o la elección de Teseo como el héroe del pueblo, más allá de la profecía impuesta en él. Además que las decisiones que toman cada uno de los personajes, incluso las de los secundarios terminan por verse convenientemente acertadas para una situación en particular y con ellos dichas medidas se tornan ridículas e incoherentes entre si.

En cuanto a las actuaciones nos damos cuenta rápida y tristemente que todos ellos apenas cumplen con sus personajes pues solo se limitan a repetir las líneas de dialogo impuestas por el guión. En cuanto al protagónico Henry Cavill tiene la capacidad histriónica de un cartón, es incapaz de transmitir sus emociones al espectador, ni si quiera las poses y gritos de batalla son creíbles.

La cinta presentara un derroche visual formidablemente abrumador y la acción es tan sangrienta que podría distraernos durante casi dos horas, pero no logra ni siquiera logra encender la emoción mostrada en 300. Una película para pasar el rato y nada más.

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