Hugo: Si me Convirtiera en un Relojero
El vigésimo tercer largometraje de Martin Scorsese, Hugo (La Invención de Hugo Cabret) se basa en el libro infantil La Invención de Hugo Cabret, escrito e ilustrado por el estadounidense Brian Selznick, adaptación que corre cargo de John Logan. Es su primera película filmada enteramente en 3D.
Paris, 1931, Estación de Trenes de Montparnasse. Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un niño huerfano de 12 años que habita en las entrañas de la estación y se encarga del buen funcionamiento de los inmensos mecanismos del lugar. Hugo observa cotidianamente el ir y venir de la gente, entre ellos el del maestro juguetero Georges (Sir Ben Kingsley), a quien Hugo roba engranes y piezas mecánicas para un fin importante: hacer funcionar a un autómata que su finado padre (Jude Law) reparaba antes de que la vida los separara. Pronto el niño e Isabelle (Chloë Grace Moretz), ahijada de Georges, se embarcan en una aventura formidable que no sólo les permitirá definir su lugar en este mundo, sino reparar sueños y amores rotos.
Martin Scorsese, gran cineasta y empedernido cinéfilo se ha jactado de que si bien como espectador ha sido testigo de todos los géneros cinematográficos en su labor como director no tendría por qué enfocarse en un género en particular así que por primera vez en su carrera fílmica se embarca en una película con temática totalmente familiar. Pero también sirve como un maravilloso homenaje al nacimiento de la cinematografía con referencias importantísimas a los Hermanos Lumiére, D. W. Griffith, Charles Chaplin, Buster Keaton y a Georges Méliès.
Como un incansable luchador por la preservación de los archivos fílmicos de la humanidad, Scorsese se regodea al escribir una carta de amor al séptimo arte. Cada fotograma, cada referencia expuesta en diálogos es un fragmento de todo aquello que tanto le apasiona: el séptimo arte capaz de hacernos soñar despiertos y hacer que nuestra imaginación traspase más allá de los límites que nosotros mismos le imponemos.
Por otra parte, además de los homenajes realizados por Martin Scorsese, en su cinta La Invención de Hugo Cabret comulga en buena medida y de forma inteligente con la imaginería infantil y el concepto de aventura que tanto ha caracterizado a Steven Spielberg, sin embargo, Scorsese le proporciona un peso dramático más profundo, pues Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un niño atormentado por sus perdidas, sintiéndose culpable por no completar la obra de su padre y cuestionándose si alguna vez podrá encontrar su lugar en el mundo y con ello la paz interior. Aun así no pierde la esperanza de vivir una gran aventura y se convierte sin quererlo en el centro de convergencia de otros personajes que deambulan en la estación como por ejemplo el Inspector Gustav (Sacha Baron Cohen), la florista Lisette (Emily Mortimer), el dueño del expendio de periódicos Monsieur Frick (Richard Griffiths), la dueña de la cafetería Madame Emile (Frances de la Tour), el propietario de una librería Monsieur Labisse (Sir Christopher Lee) y por supuesto el maestro juguetero Georges (Sir Ben Kingsley) y su ahijada Isabelle (Chloë Grace Moretz). Como bien menciona Hugo “Como las maquinas todos tenemos un lugar en el Mundo”, y es con este mensaje y con ayuda de la imaginación es como el espectador poco a poco se siente identificado con el protagonista en sus desventuras y cruzada por su proyecto de vida.
En un apartado diferente a lo anteriormente relatado Martin Scorsese demuestra con soltura y eficacia el por que es considerado un maestro dentro de la cinematografía mundial pues no solo toma una historia infantil y la plasma de forma magistral en pantalla sino que además recurre a la técnica de filmación en 3D para dar énfasis a lo mostrado en pantalla, dicha técnica en ningún momento estorba ni arruina la experiencia, al contrario la maximiza lo expuesto en pantalla pues el espectador se siente en varios momentos parte del paisaje y las situaciones mostradas. Robert Richardson hace un excelente trabajo cinematográfico que merece todos los reconocimientos que pudieran existir. Y su colaboradora habitual Thelma Schoonmaker realiza un soberbio trabajo en el área de edición.
En cuanto al nivel actoral no podemos pedir menos pues el director siempre ha sabido escoger a sus intérpretes y los ha guiado con maestría y en esta ocasión no es la excepción. Quienes se llevan los aplausos son los jóvenes Asa Butterfield y Chloë Grace Moretz al ser la pareja aventurera que irán descubriendo los secretos que esconde el autómata del protagonista.
La Invención de Hugo Cabret es una cinta capaz de maravillar enormemente al espectador promedio y hacer que aquellos que se llamen cinéfilos sientan regocijo en sus corazones como la primera vez que fueron participes de la proyección de una película en una sala de cine, algo que difícilmente pues tenerse hoy en día. No obstante, lo que en realidad le interesa a Scorsese, es transmitir al espectador su adoración a los grandes pioneros del séptimo arte: los Lumiére, Chaplin, Keaton, Lloyd, Griffith, Mélies y más. En un mundo cada vez más cínico y duro en admirable que podamos maravillarnos con algo que muchas veces tomamos como un simple divertimento.
Paris, 1931, Estación de Trenes de Montparnasse. Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un niño huerfano de 12 años que habita en las entrañas de la estación y se encarga del buen funcionamiento de los inmensos mecanismos del lugar. Hugo observa cotidianamente el ir y venir de la gente, entre ellos el del maestro juguetero Georges (Sir Ben Kingsley), a quien Hugo roba engranes y piezas mecánicas para un fin importante: hacer funcionar a un autómata que su finado padre (Jude Law) reparaba antes de que la vida los separara. Pronto el niño e Isabelle (Chloë Grace Moretz), ahijada de Georges, se embarcan en una aventura formidable que no sólo les permitirá definir su lugar en este mundo, sino reparar sueños y amores rotos.
Martin Scorsese, gran cineasta y empedernido cinéfilo se ha jactado de que si bien como espectador ha sido testigo de todos los géneros cinematográficos en su labor como director no tendría por qué enfocarse en un género en particular así que por primera vez en su carrera fílmica se embarca en una película con temática totalmente familiar. Pero también sirve como un maravilloso homenaje al nacimiento de la cinematografía con referencias importantísimas a los Hermanos Lumiére, D. W. Griffith, Charles Chaplin, Buster Keaton y a Georges Méliès.
Como un incansable luchador por la preservación de los archivos fílmicos de la humanidad, Scorsese se regodea al escribir una carta de amor al séptimo arte. Cada fotograma, cada referencia expuesta en diálogos es un fragmento de todo aquello que tanto le apasiona: el séptimo arte capaz de hacernos soñar despiertos y hacer que nuestra imaginación traspase más allá de los límites que nosotros mismos le imponemos.
Por otra parte, además de los homenajes realizados por Martin Scorsese, en su cinta La Invención de Hugo Cabret comulga en buena medida y de forma inteligente con la imaginería infantil y el concepto de aventura que tanto ha caracterizado a Steven Spielberg, sin embargo, Scorsese le proporciona un peso dramático más profundo, pues Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un niño atormentado por sus perdidas, sintiéndose culpable por no completar la obra de su padre y cuestionándose si alguna vez podrá encontrar su lugar en el mundo y con ello la paz interior. Aun así no pierde la esperanza de vivir una gran aventura y se convierte sin quererlo en el centro de convergencia de otros personajes que deambulan en la estación como por ejemplo el Inspector Gustav (Sacha Baron Cohen), la florista Lisette (Emily Mortimer), el dueño del expendio de periódicos Monsieur Frick (Richard Griffiths), la dueña de la cafetería Madame Emile (Frances de la Tour), el propietario de una librería Monsieur Labisse (Sir Christopher Lee) y por supuesto el maestro juguetero Georges (Sir Ben Kingsley) y su ahijada Isabelle (Chloë Grace Moretz). Como bien menciona Hugo “Como las maquinas todos tenemos un lugar en el Mundo”, y es con este mensaje y con ayuda de la imaginación es como el espectador poco a poco se siente identificado con el protagonista en sus desventuras y cruzada por su proyecto de vida.
En un apartado diferente a lo anteriormente relatado Martin Scorsese demuestra con soltura y eficacia el por que es considerado un maestro dentro de la cinematografía mundial pues no solo toma una historia infantil y la plasma de forma magistral en pantalla sino que además recurre a la técnica de filmación en 3D para dar énfasis a lo mostrado en pantalla, dicha técnica en ningún momento estorba ni arruina la experiencia, al contrario la maximiza lo expuesto en pantalla pues el espectador se siente en varios momentos parte del paisaje y las situaciones mostradas. Robert Richardson hace un excelente trabajo cinematográfico que merece todos los reconocimientos que pudieran existir. Y su colaboradora habitual Thelma Schoonmaker realiza un soberbio trabajo en el área de edición.
En cuanto al nivel actoral no podemos pedir menos pues el director siempre ha sabido escoger a sus intérpretes y los ha guiado con maestría y en esta ocasión no es la excepción. Quienes se llevan los aplausos son los jóvenes Asa Butterfield y Chloë Grace Moretz al ser la pareja aventurera que irán descubriendo los secretos que esconde el autómata del protagonista.
La Invención de Hugo Cabret es una cinta capaz de maravillar enormemente al espectador promedio y hacer que aquellos que se llamen cinéfilos sientan regocijo en sus corazones como la primera vez que fueron participes de la proyección de una película en una sala de cine, algo que difícilmente pues tenerse hoy en día. No obstante, lo que en realidad le interesa a Scorsese, es transmitir al espectador su adoración a los grandes pioneros del séptimo arte: los Lumiére, Chaplin, Keaton, Lloyd, Griffith, Mélies y más. En un mundo cada vez más cínico y duro en admirable que podamos maravillarnos con algo que muchas veces tomamos como un simple divertimento.
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