The Bourne Legacy: Enciende la Mecha, Huye
Tony Gilroy, guionista de la Trilogía Bourne, amplia el universo de las novelas de Robert Ludlum al desarrollar eventos paralelos a los acontecidos con el espía que le da nombre a la franquicia en The Bourne Legacy (El Legado Bourne).
Los proyectos secretos de la CIA para crear súper-agentes fueron revelados públicamente por Jason Bourne, y para mantener oculto la mayor parte posible, el implacable investigador Eric Byer (Edward Norton) recibe la tarea de “finiquitar" todos estos proyectos secretos lo cual incluye matar a los demás agentes que habían recibido mejoras físicas y mentales por medio de medicamentos y manipulación genética. Pero Aaron Cross (Jeremy Renner), logra sobrevivir al atentado contra su vida; y por ello decide buscar sus propias respuestas. Lo cual lo lleva con la Dra. Marta Shearing (Rachel Weisz), quien trabaja en los laboratorios donde se sintetizan los compuestos que Cross debe tomar para mantener su aptitud física y mental. Pero se da cuenta de que ella también será eliminada, así que ambos deciden huir juntos para llegar al fondo de la situación y salvar sus vidas en el proceso.
Además de ser guionista en la cinta, Tony Gilroy también funge como director de la misma. Para recordarnos la conexión que tiene esta cuarta entrega con las anteriores Gilroy se toma su tiempo, a decir verdad demasiado, para mostrarnos las nuevas y viejas piezas dentro del tablero en el que el protagonista, Aaron Cross (Jeremy Renner), se involucra. Nombres, organizaciones, fechas y demás datos que si bien nos pueden ayudar a identificar buenos de malos, deriva en información algo redundante y por momentos molesta que finalmente se hace un lado cuando comienza la acción. Esta “falla” puede repercutir en la apreciación del espectador que espera una cinta netamente llena de acción con cierta dosis de thriller pero después de toda la intriga, la acción se hace presente y el espectador experimenta los momentos de tensión, adecuadamente coreografiados y editados por el director. Sin embargo el guión sí falla en el desarrollo del villano, poca presencia escénica y poco control de las situaciones bajo su mando lo convierten en una caricatura del personaje, que no resulta nada amenazador.
Por otro lado Jeremy Renner ha demostrado estar a la altura de cintas de acción, mientras tanto puede actuar de forma convincente y realista personajes altamente entrenados física y mentalmente y además de forjarse bajo condiciones extremas. El resto del reparto cumple con las expectativas, sobresaliendo Rachel Weisz como la acompañante de Renner.
Al final, parece que esta franquicia tiene un nuevo aire, aun con la ausencia de Matt Damon. Tal vez sea ligeramente inferior a la trilogía original pero esta cuarta entrega esta por encima de muchas cintas de espías realizadas hoy en día.
Los proyectos secretos de la CIA para crear súper-agentes fueron revelados públicamente por Jason Bourne, y para mantener oculto la mayor parte posible, el implacable investigador Eric Byer (Edward Norton) recibe la tarea de “finiquitar" todos estos proyectos secretos lo cual incluye matar a los demás agentes que habían recibido mejoras físicas y mentales por medio de medicamentos y manipulación genética. Pero Aaron Cross (Jeremy Renner), logra sobrevivir al atentado contra su vida; y por ello decide buscar sus propias respuestas. Lo cual lo lleva con la Dra. Marta Shearing (Rachel Weisz), quien trabaja en los laboratorios donde se sintetizan los compuestos que Cross debe tomar para mantener su aptitud física y mental. Pero se da cuenta de que ella también será eliminada, así que ambos deciden huir juntos para llegar al fondo de la situación y salvar sus vidas en el proceso.
Además de ser guionista en la cinta, Tony Gilroy también funge como director de la misma. Para recordarnos la conexión que tiene esta cuarta entrega con las anteriores Gilroy se toma su tiempo, a decir verdad demasiado, para mostrarnos las nuevas y viejas piezas dentro del tablero en el que el protagonista, Aaron Cross (Jeremy Renner), se involucra. Nombres, organizaciones, fechas y demás datos que si bien nos pueden ayudar a identificar buenos de malos, deriva en información algo redundante y por momentos molesta que finalmente se hace un lado cuando comienza la acción. Esta “falla” puede repercutir en la apreciación del espectador que espera una cinta netamente llena de acción con cierta dosis de thriller pero después de toda la intriga, la acción se hace presente y el espectador experimenta los momentos de tensión, adecuadamente coreografiados y editados por el director. Sin embargo el guión sí falla en el desarrollo del villano, poca presencia escénica y poco control de las situaciones bajo su mando lo convierten en una caricatura del personaje, que no resulta nada amenazador.
Por otro lado Jeremy Renner ha demostrado estar a la altura de cintas de acción, mientras tanto puede actuar de forma convincente y realista personajes altamente entrenados física y mentalmente y además de forjarse bajo condiciones extremas. El resto del reparto cumple con las expectativas, sobresaliendo Rachel Weisz como la acompañante de Renner.
Al final, parece que esta franquicia tiene un nuevo aire, aun con la ausencia de Matt Damon. Tal vez sea ligeramente inferior a la trilogía original pero esta cuarta entrega esta por encima de muchas cintas de espías realizadas hoy en día.
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