The Devil's Double: Diablo... Monstruo...

The Devil's Double (El Doble del Diablo) de Lee Tamahori, retrata el mundo corrupto y desmesurado en el que habitaba Uday Hussein, vástago del dictador iraquí Saddam Hussein, y donde tiene a su cargo a un doble para que lo supla en situaciones que poco agradables él.

Uday Hussein (Dominic Cooper), hijo mayor de Saddam Hussein (Philip Quast), es un desequilibrado mental intocable. Obviamente esta actitud le ha ganado múltiples enemigos, y para protegerse “contrata" a un doble que se haga pasar por él en eventos públicos y situaciones de riesgo. El doble resulta ser Latif Yahia (también Cooper), viejo amigo de Uday. Entonces, tras algunas modificaciones cosméticas, Latif empieza a compartir la vida de su decadente jefe. ¿Logrará Latif mantener su propia identidad y valores, o terminará sumergiéndose en la depravación y excesos de la vida ajena que le tocó vivir?

El Doble del Diablo funciona como thriller político gracias a su sólida estructura, un libreto bien armado y actuaciones de alto calibre. En un doble papel de Uday/Latif, Dominic Cooper derrocha carisma y logra definir y diferenciar perfectamente cada personaje, por un lado Uday un ser despótico, inescrupuloso, sádico y grotesco con sus características y exageradas muecas y su silbante voz, y por otro Latif es un hombre de principios que intenta mantenerse ecuánime a pesar de que se ve atrapado en una situación deplorable. El reto de ser dos personajes y actuar frente a uno mismo no es sencillo, y el desempeño de Cooper es notable. A medida que se desenvuelven esto, el actor permanece firme en su interpretación de un psicótico individuo y un buen hombre en circunstancias poco favorables.

Como ocurre con muchas cintas que pretenden retratar un algún evento histórico o bien la biografía de un personaje real se toma licencias creativas como la relación amorosa entre Latif y Sarrab (Ludivine Sagnier), una de las muchas mujeres que Uday usa como juguetes sexuales. Este "romance prohibido", es usado principalmente para para justificar parte del melodrama de la película. No es un elemento mal integrado a la trama pero si se siente por momentos forzada la relación de los personajes y el desenlace que toma dicha relación. Aunque resulte contradictorio, dentro de la cinta existe un buen balance entre la narrativa de ficción y el realismo escalofriante.

Por otra parte merecen un aplauso las impresionante locaciones, ambientación y diseño de producción, que contrastan de manera elocuente la vida en los palacios y las condiciones de los ciudadanos normales, tratando de seguir sus modestas rutinas mientras sus líderes abusan del poder y los llevan a la guerra por causas cuestionables. La cinematografía de Sam McCurdy abruma, aunque de forma intencionada, con tonos cálidos y dorados que capturan la opulencia de la realeza y su excesivo estilo de vida.

A fin de cuentas El Doble del Diablo es una buena película y puedo recomendarla con confianza, aunque con la advertencia de que no es para los débiles de estómago. La violencia gráfica y el realismo de la situación resultan estremecedores.

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