Tinker Tailor Soldier Spy: Suma Caridad

Rindiendo un homenaje a los clásicos thrillers de espionaje de los 60 y 70, Tinker Tailor Soldier Spy (El Espía que Sabía Demasiado) esta película de Tomas Alfredson, adaptación de la obra literaria de John Le Carré del mismo nombre, nos muestra los intrincados juegos de poder existentes en las altas esferas de las Oficinas de Inteligencia Británica.

El Jefe de Inteligencia Británica cuyo nombre clave es “Control” (John Hurt), sospecha de uno los 5 colaboradores más cercanos que le rodean de ser un agente doble, cómplice de los soviéticos: Percy Alleline Alias "Tinker" (Toby Jones), Bill Haydon Alias "Tailor" (Colin Firth), Roy Bland Alias "Soldier" (Ciaran Hinds), Toby Esterhase Alias "Poor Man" (David Dencik) y George Smiley Alias "Spy/Beggarman" (Gary Oldman). Pero no tiene pruebas definitivas, sin embargo el astuto anciano tiene amigos poderosos en el gobierno y por orden ejecutiva se le ordena al recién retirado Smiley, con la ayuda del joven Peter Guillam (Benedict Cumberbatch), que investigue privadamente la existencia del supuesto “topo” (infiltrado). Y así comienza una impredecible cadena de eventos, causas y relaciones que pondrán a prueba su pericia, su lealtad y hasta su vida misma.

En El espía que Sabía Demasiado no existen explosiones, tiroteos, ni persecuciones, o alguna secuencia de acción recurrente en cintas de espionaje de los últimos años, todo sucede en diálogos, deducciones e investigación realizadas por el protagonista. Aquellos que adoremos las películas de misterio sin adornos ni artificios nos sentiremos ampliamente compensados porque obliga al espectador junto con el protagonista a prestar atención a los sutiles e importantes detalles que se encuentran en la trama e inteligentemente deducir la secuencia de eventos y los inescrutables vínculos entre todos los implicados en esta intrincada investigación. Alfredson consigue una cinta magníficamente ambientada y con un tono impresionante: sobrio, fríamente tensionado, ajustado, melancólico, llena de misterio, paranoia y traición en pocas palabras una atmósfera digna de la mejor película de espías de la guerra fría de hace 35 o 40 años. Con un ritmo pausado pero lleno de tensión, la película presenta una absorbente trama de una forma que hace del filme un ejercicio fascinante.

Las tensiones que crea Alfredson, apoyadas en sus guionistas Bridget O'Connor y Peter Straughan, le deben más al thriller psicológico. Donde la tensión está asociada más a un ambiente que rodea a un contexto dado que a la situación misma. En las resoluciones de sus escenas Alfredson recurre a diálogos apabullantes o acción llana y brutal para idear una conspiración que aprovecha cualquier rescoldo para fraguarse. Escenas en las cuales todo ello ocurre de forma algo casual, común en el mundo del espionaje aunque ciertamente trágico, lo cual realza la efectividad y el impacto de las mismas.

Aunado al contexto anterior tenemos la fotografía del suizo Hoyte Van Hoytema que dota del aspecto oscuro y añejo a la historia, elemento clave para manejar el tiempo en vaivén constante entre el pasado de bonanza y las turbulencias del presente. Por otra parte la música del español Alberto Iglesias acentúa perfectamente los matices del thriller.

Pero lo mejor de todo es que la deliciosa historia es solo la mitad del atractivo. La otra mitad radica en conocer gradualmente a los personajes, adivinar sus secretos y conocer su carácter, el cual es tan importante para resolver el misterio como las ambiguas pistas que se nos proporcionan. Y ello se lo debemos a un impresionante elenco que trabaja en perfecta sincronía y nos atrapa de inmediato en sus interpretaciones de hombres falibles, a veces valerosos, a veces traicioneros, pero siempre un paso adelante de sus rivales.

Dentro de esta magnifica cinta se encuentra una formidable actuación de Gary Oldman como un imperturbable, inteligente y altamente observador George Smiley quien carga con gran parte de la película. Alfredson lo reconoce ya que nunca aleja la cámara de Oldman. Pero también todos sus colegas merecen igual aplauso porque no hay una actuación olvidable ya que todas impresionan de sobremanera; John Hurt, Tom Hardy, Mark Strong, Toby Jones, Ciarán Hinds, Colin Firth y Benedict Cumberbatch son los que complementan el cuadro.

Finalmente, y para finalizar la hipérbole de elogios creada en torno a esta cinta, creo que Tomas Alfredson se muestra como un director completo y maduro, poseedor de precisión técnica, la visión artística y pericia dramática; no me extrañaría que el futuro confirmara estas “exageraciones”, pues rara vez he encontrado una película tan meticulosamente producida y tan expertamente ejecutada. Lo cual la hace doblemente satisfactoria.

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