A Good Day to Die Hard: Sin Tiempo Para Hacer Turismo

25 años después de la primera película de la serie Duro de Matar, la cual supuso un hito en el cine de acción, nos llega la quinta entrega A Good Day to Die Hard (Duro de Matar: Un Buen Día para Morir), dirigida por John Moore. Y Bruce Willis sigue personificando al moderno vaquero, madreado pero contento y soltando tantos chistes hilarantes como balas.

John McClane (Bruce Willis) ya maduro, viaja hasta Moscú cuando se entera de que su hijo Jack (Jai Courtney) ha sido acusado de asesinato, con quien ni siquiera habla desde hace años. Sin embargo, el caso de su hijo parece estar conectado con un asunto más turbio, un ajuste de cuentas político: el poderoso Chagarin (Sergei Kolesnikov) quiere vengarse de su ex socio, el ex millonario Komarov (Sebastian Koch) y de su hija Irina (Yuliya Snigir).

Han transcurrido 25 años desde que Bruce Willis se encumbrara con la primera parte de Duro de Matar y ahora casi llegando a los 60 años parece que al igual que sus contemporáneos, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, desea demostrar que todavía puede personificar a héroes de acción. Y es que la verdad Willis no ha perdido el encanto para seguir haciendo el papel de su vida: el oficial de policía John McClane. Pero ya no es como hace años: Aun cuando las escenas de acción son más impactantes, con más explosiones y más balas, nos damos cuenta que falta algo, pareciera que el personaje de McClane quisiera dejar de hacerse el héroe para ser el papá que se quiere reconciliar con Junior.

Dicha premisa es hasta cierto punto interesante pero el guionista Skip Woods no sabe cómo desarrollarla debidamente, pues plantea un pleito familiar entre padre e hijo sin explicar de ninguna forma como se originó este para después pasar a la mágica reconciliación una vez que ambos personajes sobreviven a un tiroteo. Tal parece que dicha deficiencia se debe a que tanto el guionista como el director, John Moore, se interesan en desarrollar más las secuencias de acción que a los personajes o las relaciones entre ellos. Esto da como resultado un guion predecible, a pesar de que hay momentos en los que se intenta sorprender al espectador con algunos cambios en la trama.

Es cierto hay disparos, persecuciones, explosiones y saltos al vacío. Escenas espectaculares pero eso no es todo lo que puede ofrecer una cinta de acción, menos una cuyo nombre incluye Duro de Matar. Sin contar que los personajes son grises y sin verdaderos motivos para actuar de una determinada forma, como por ejemplo el villano resulta ser intrascendente, no es un adversario digno de McClane, además de que el personaje de Jack, aunque más joven y atlético que John, no tiene el encanto de este. Y hablando de él, nos encontramos con que ya no es tan gracioso como antes y por momentos parece demasiado precavido.

Aquellos que quieran desconectar su cerebro en el cine y ver una buena película de acción, tendrán en esta una opción perfecta. Los fans de la saga no se sentirán decepcionados, al menos no tanto.

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