Santo es el Señor

Santo es un personaje único pues se encuentra entre los limites de la realidad y la ficción, por un lado es un profesional de la lucha libre que religiosamente se presentaba a las funciones programadas donde hacia gala de sus técnicas y deleitaba al publico que lo seguía, pero en otros ámbitos (como el cine y las historietas) era el héroe que salvaba el día, siendo todavía luchador, de las villanías de los malos en turno.


A pesar de que han pasado 26 años desde que el Sr. Santo abandono este mundo y que muchos de nosotros solo lo hemos oído mencionar por parte de nuestros mayores sigue evocando cierta “nostalgia” pues en México es inexistente un sustituto adecuado para ocupar su lugar pues la mayoría se seria catalogado como “El Nuevo Santo”.

Como muchos héroes ficticios el Santo nace como tal dentro del mundo de las historietas donde el José G. Cruz es el artífice de tal hecho y 3 de Septiembre de 1952 el año siendo el primer luchador en saltar de ring a las páginas impresas donde se enfrentaba al mundo exterior. Todos los héroes de cómics eran estadounidenses, siendo el único mexicano Kalimán pero a diferencia del Santo no era de carne y hueso. Era Superman/Batman/Capitán América todos ellos juntos en un solo y único personaje.

Sus películas pueden ser catalogadas como “churros” o mejor dicho como películas de Serie-B donde el presupuesto para la producción era paupérrimo, el libreto estaba plagado de frases como: “Estoy siendo objeto de una seducción infernal” y donde no faltaban las escenas de lucha libre, pero en su época eran lo la novedad el agasajo del publico principalmente infantil pues daba cierta liberación de la realidad tan opresora que imperaba en el país y una esperanza de algo mejor de lo que se tenia a disposición, donde los buenos en este caso el Santo siempre ganaba y los villanos, principalmente personificados en monstruos, científicos locos, sectas satánicas entre otros eran vencidos con el uso de llaves de lucha y siempre por un personaje cuya mascara era color plata. Este medio lo consagro como el héroe nacional por antonomasia, más allá de las figuras patrióticas, las importadas de países vecinos y lejanos o simplemente las creadas en nuestro territorio.

Y de ahí salto al colectivo común donde los medios masivos de comunicación lo llevaron más allá de las fronteras, existe la leyenda que sus películas son objeto de estudio cinematográfico en Paris Francia y de un cine en Líbano que se llama Santo el Enmascarado de Plata, quienes conocen sobre él lo ven como un producto kitsch pero no carente de valor y antiguo pero no atemporal. Donde se funde sin querer, o tal vez a la inversa, parte de lo que es nuestra cultura, nuestra idiosincrasia.

Ahora en momentos de crisis donde no hay esperanzas y lo único que nos queda es un símbolo de aproximadamente de 60 años de existir pienso que el Santo tiene cierta magia en esa mascara plateada que ha hecho que se convierta en un fenómeno pop tan actual como hace 50 años. Aun hoy podría hacerse películas, con una producción, un guión y un director excelente que entregue un producto similar, donde él sea el héroe que nos emocione y nos haga pensar nuevamente que el Santo es patrimonio mexicano y único héroe nacional. Si en E.U. las productoras pueden reciclar películas y héroes, propio y ajenos, por que en México no hacemos lo mismo con uno meramente nacional que demuestre que de este lado también se patean traseros.

Por eso a ese Santo si le rezo.
Santo, Santo es el Señor.

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