Amar en la medida correcta

No podemos dar todo nuestro amor pues careceríamos del propio, ni debemos dar demasiado ya que desvirtuaríamos al ser querido, ni muy poco pues llegaría a dañar su alma.

Debemos dar la medida justa, aquella necesaria para crear lazos y no ataduras, aquella que cure heridas pero que no las provoque, que nos haga dichosos y no miserables. La que nos permita soñar con el ser amado pero que no provoque obsesión, la que nos haga reconocer sus virtudes pero sin ensañarse en sus defectos, la que nos mantenga a su lado pero sin que ello se convierta en costumbre. Esa es la medida correcta.

Es difícil saber cuanto amor debemos proporcionar pues nadie nos lo enseña y todos necesitamos diferentes cantidades, podemos dar muy poco a aquello que requieren demasiado o en exceso a los que carecen de él.

Pero, sí valoramos nuestro amor propio y el de aquellos que nos aman podemos saber cuanto podemos otorgarles y cuanto podemos recibir. No hay sensación más hermosa en el universo que sentirse amado por alguien y ser capaz de corresponderle en la medida justa, hacer que nuestras almas se conecten de tal forma que puedan traspasar las barreras de espacio e incluso las de tiempo. Que la palabra imposible se vuelva obsoleta ya que la unión sobrepasa los estados mentales de quienes se aman, va más allá de sus almas, pues dicho lazo se encuentra en un plano etéreo donde nada lo destruye o lo daña, al contrario se fortalece con la medida de amor correcta.

Al final si hemos amado en la medida correcta seremos testigos de la materialización de milagros, de hazañas que únicamente podemos atestiguar en nuestras ilusiones.

Dicen que el amor todo lo puede, solamente hay que amar en la medida correcta.