Robocop: Soy Paz, Soy Salvación
José Padilha presenta una actualización del policía mitad hombre, mitad máquina, RoboCop, el cual se convirtió en un personaje de culto del cine de Ciencia Ficción a finales de los ochentas. Para su propia versión, Padilha reúne a un elenco de actores reconocidos y hace uso de las nuevas tecnologías para recrear al hombre de hojalata pero, ¿es buena idea usar el recuerdo de un clásico?
2028: Estados Unidos utiliza robots para inspeccionar zonas de guerra y actuar en nombre de la libertad. Pero estas máquinas no pueden patrullar en suelo norteamericano gracias a la Ley Dreyfuss, lo cual resulta en un problema económico para OmniCorp, la mayor distribuidora de tecnología de defensa robótica, y para Raymond Sellars (Michael Keaton), presidente de la OCP. ¿La solución? Poner a un hombre dentro de la máquina. Paralelamente, conocemos a Alex Murphy (Joel Kinnaman), un policía honesto que sufre un intento de asesinato, Murphy al quedar gravemente herido resulta ser el candidato idóneo para el proyecto RoboCop del Dr. Dennett Norton (Gary Oldman). OmniCorp prevé un RoboCop en cada ciudad y millardos de dólares para sus accionistas, pero nadie contaba con que el hombre dentro de la maquina buscaría la justicia.
En los últimos años hemos sido agobiados por la moda en Hollywood de realizar remakes y reboots, lo cual resulta patético cuando el remake en cuestión es de una vieja película de culto, amada por millones de cinéfilos y que sólo busca sacar dinero a partir de la nostalgia.
Ahora bien y dejando un poco de lado lo innecesario de los remakes, es fácil e inevitable para el espectador experimentado el comparar la nueva versión con el original. Para evitar dichas comparaciones el director brasileño José Padilha decide cambiar la mayor parte de los elementos reconocidos del RoboCop original y aportar ideas propias.
Al igual que la original, la película contiene rasgos de crítica social, que en este caso se adecuan a los tiempos que corren como por ejemplo el patriotismo gringo exagerado usado como excusa para violentar los derechos humanos de ciudadanos extranjeros, la militarización de la sociedad, el precio a pagar a cambio de la seguridad, los métodos y medios de las compañías multinacionales para obtener ganancias así como el poder de la mercadotecnia y los medios masivos de comunicación. Sin embargo el guión de Joshua Zetumer se centra en el drama personal de un descuartizado Murphy quien busca hacer justicia con respecto a su asesinato y tratar de reunirse nuevamente con su familia y deja de lado su atractivo contexto, sin mencionar que no existe un verdadero conflicto entre el ciborg protagonista y los corruptos villanos.
Aun cuando la trama sobre la lucha interna de un hombre, convertido en una máquina que intenta mantener su humanidad intacta resulta llamativa, la película tarda mucho en arrancar, así mismo no logra resolver de forma adecuada y convincente el dilema antes planteado, lo cual demerita la calidad del producto final.
No obstante, Padilha demuestra ser un buen director para las escenas de acción y no cae en los vicios tan comunes hoy en día, como el uso de la cámara con movimientos frenéticos y los close-ups extremos que aturden la vista. Por otra parte el diseño de los androides y demás maquinas resultan ser amenazantes y agresivas, además de parecer más agiles de lo que aparentan. Por cierto, los efectos visuales no son nada novedosos pero sí están bien aplicados, se puede decir que cumplen las expectativas.
Tal vez el nuevo RoboCop carezca del encanto del clásico e indudablemente no va a marcar una época, pero definitivamente este remake es bien intencionado que entretiene, lo cual es la finalidad de una cinta de su género.
2028: Estados Unidos utiliza robots para inspeccionar zonas de guerra y actuar en nombre de la libertad. Pero estas máquinas no pueden patrullar en suelo norteamericano gracias a la Ley Dreyfuss, lo cual resulta en un problema económico para OmniCorp, la mayor distribuidora de tecnología de defensa robótica, y para Raymond Sellars (Michael Keaton), presidente de la OCP. ¿La solución? Poner a un hombre dentro de la máquina. Paralelamente, conocemos a Alex Murphy (Joel Kinnaman), un policía honesto que sufre un intento de asesinato, Murphy al quedar gravemente herido resulta ser el candidato idóneo para el proyecto RoboCop del Dr. Dennett Norton (Gary Oldman). OmniCorp prevé un RoboCop en cada ciudad y millardos de dólares para sus accionistas, pero nadie contaba con que el hombre dentro de la maquina buscaría la justicia.
En los últimos años hemos sido agobiados por la moda en Hollywood de realizar remakes y reboots, lo cual resulta patético cuando el remake en cuestión es de una vieja película de culto, amada por millones de cinéfilos y que sólo busca sacar dinero a partir de la nostalgia.
Ahora bien y dejando un poco de lado lo innecesario de los remakes, es fácil e inevitable para el espectador experimentado el comparar la nueva versión con el original. Para evitar dichas comparaciones el director brasileño José Padilha decide cambiar la mayor parte de los elementos reconocidos del RoboCop original y aportar ideas propias.
Al igual que la original, la película contiene rasgos de crítica social, que en este caso se adecuan a los tiempos que corren como por ejemplo el patriotismo gringo exagerado usado como excusa para violentar los derechos humanos de ciudadanos extranjeros, la militarización de la sociedad, el precio a pagar a cambio de la seguridad, los métodos y medios de las compañías multinacionales para obtener ganancias así como el poder de la mercadotecnia y los medios masivos de comunicación. Sin embargo el guión de Joshua Zetumer se centra en el drama personal de un descuartizado Murphy quien busca hacer justicia con respecto a su asesinato y tratar de reunirse nuevamente con su familia y deja de lado su atractivo contexto, sin mencionar que no existe un verdadero conflicto entre el ciborg protagonista y los corruptos villanos.
Aun cuando la trama sobre la lucha interna de un hombre, convertido en una máquina que intenta mantener su humanidad intacta resulta llamativa, la película tarda mucho en arrancar, así mismo no logra resolver de forma adecuada y convincente el dilema antes planteado, lo cual demerita la calidad del producto final.
No obstante, Padilha demuestra ser un buen director para las escenas de acción y no cae en los vicios tan comunes hoy en día, como el uso de la cámara con movimientos frenéticos y los close-ups extremos que aturden la vista. Por otra parte el diseño de los androides y demás maquinas resultan ser amenazantes y agresivas, además de parecer más agiles de lo que aparentan. Por cierto, los efectos visuales no son nada novedosos pero sí están bien aplicados, se puede decir que cumplen las expectativas.
Tal vez el nuevo RoboCop carezca del encanto del clásico e indudablemente no va a marcar una época, pero definitivamente este remake es bien intencionado que entretiene, lo cual es la finalidad de una cinta de su género.
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