The Book Thief: Fervor Resplandeciente
The Book Thief (Ladrona de Libros), adaptación de la novela del mismo nombre de Markus Zusak, se ocupa de un tema poco explotado en el cine, la experiencia vital de la sociedad alemana durante la Segunda Guerra Mundial, la forma en que enfrentaron dicha situación.
Liesel Meminger (Sophie Nelisse) vive con sus padres adoptivos Hans Hubermann (Geofrey Rush) y Rosa (Emily Watson), además, hace amistad con su vecino Rudy (Nico Liersch) quien le ayuda a integrarse al barrio. Liesel, ama los libros, pero es analfabeta, así que Hans adapta su sótano como salón de estudio; de pronto, un día llega un joven llamado Max Vandenburg (Ben Schnetzer) un judío al que la familia esconde ya que su vida es una deuda de honor que Hans está dispuesto a pagar, hecho que crea un fuerte vínculo fraternal entre Liesel y Max.
Si bien se han relatado sobre las peripecias de judíos escondidos durante su persecución durante el nazismo, pocas veces se ha hecho desde el punto de vista del ciudadano alemán común, quien se encuentra ocupado en sus rutinas, rotas esporádicamente por la intervención de las fuerzas del orden, pero siempre mirando a otro lado hasta que la guerra llama a su puerta. Ese resulta ser precisamente el mérito de la película, el mostrarnos dichas situaciones cotidianas, todo ello contado desde el punto de vista de la protagonista quien, llena de dulzura y amabilidad nos lleva por lo que parece ser un cuento infantil.
El ímpetu e inocencia de Liesel, tal vez recuerde en más de un aspecto a Anna Frank, no sólo por su edad, ambas tienen 13 años, sino por su particular perspectiva de la guerra, siendo testigos de la crueldad y de los despiadados actos cometidos por seres humanos que se creen superiores sólo por su color de piel y al igual que Anna Frank, Liesel presencia la zozobra de aquellos que son perseguidos. Pero también nos muestra la importancia de la amistad, del amor y sobretodo, de la familia, que aunque sea adoptiva, cuando hay cariño, aceptación y respeto puede florecer una relación aún mejor que la consanguínea.
Asimismo la historia explora el poder humano por medio de las palabras, como estas influyen en su conducta, ya sea positiva o negativamente dado el poder implícito que poseen, poder dado de la intención, de amar, de odiar, de matar, de perdonar.
Bryan Percival, director de la cinta, nos entrega un filme conmovedor y mágico que nos recuerda que en tiempos de guerra se puede sembrar palabras de paz, amor y verdadera solidaridad humana, que se sustenta en las soberbias interpretaciones de sus protagonistas. En primer lugar tenemos a Geoffrey Rush, como el idealista padre adoptivo, Emily Watson, quien se debate entre su buen corazón y su actitud gruñona. Pero cabe destacar la brillante presencia de Sophie Neliesse, la joven que interpreta a la niña protagonista.
Todo esto acompañado de una música orquestada por John Williams, cuya música juega un papel fundamental en la narración, ya que acentúa el mensaje que transmite la película.
Ladrona de Libros es una opción recomendable para ver en cualquier momento, ya sea de forma inminente en una sala de cine o sentados bien cómodos y calentitos en el sofá de nuestra casa y es que Ladrona de Libros cuenta con momentos cómicos, tiernos y apremiantes que enfatiza la importancia de cumplir con la propia palabra y de mantener.
Liesel Meminger (Sophie Nelisse) vive con sus padres adoptivos Hans Hubermann (Geofrey Rush) y Rosa (Emily Watson), además, hace amistad con su vecino Rudy (Nico Liersch) quien le ayuda a integrarse al barrio. Liesel, ama los libros, pero es analfabeta, así que Hans adapta su sótano como salón de estudio; de pronto, un día llega un joven llamado Max Vandenburg (Ben Schnetzer) un judío al que la familia esconde ya que su vida es una deuda de honor que Hans está dispuesto a pagar, hecho que crea un fuerte vínculo fraternal entre Liesel y Max.
Si bien se han relatado sobre las peripecias de judíos escondidos durante su persecución durante el nazismo, pocas veces se ha hecho desde el punto de vista del ciudadano alemán común, quien se encuentra ocupado en sus rutinas, rotas esporádicamente por la intervención de las fuerzas del orden, pero siempre mirando a otro lado hasta que la guerra llama a su puerta. Ese resulta ser precisamente el mérito de la película, el mostrarnos dichas situaciones cotidianas, todo ello contado desde el punto de vista de la protagonista quien, llena de dulzura y amabilidad nos lleva por lo que parece ser un cuento infantil.
El ímpetu e inocencia de Liesel, tal vez recuerde en más de un aspecto a Anna Frank, no sólo por su edad, ambas tienen 13 años, sino por su particular perspectiva de la guerra, siendo testigos de la crueldad y de los despiadados actos cometidos por seres humanos que se creen superiores sólo por su color de piel y al igual que Anna Frank, Liesel presencia la zozobra de aquellos que son perseguidos. Pero también nos muestra la importancia de la amistad, del amor y sobretodo, de la familia, que aunque sea adoptiva, cuando hay cariño, aceptación y respeto puede florecer una relación aún mejor que la consanguínea.
Asimismo la historia explora el poder humano por medio de las palabras, como estas influyen en su conducta, ya sea positiva o negativamente dado el poder implícito que poseen, poder dado de la intención, de amar, de odiar, de matar, de perdonar.
Bryan Percival, director de la cinta, nos entrega un filme conmovedor y mágico que nos recuerda que en tiempos de guerra se puede sembrar palabras de paz, amor y verdadera solidaridad humana, que se sustenta en las soberbias interpretaciones de sus protagonistas. En primer lugar tenemos a Geoffrey Rush, como el idealista padre adoptivo, Emily Watson, quien se debate entre su buen corazón y su actitud gruñona. Pero cabe destacar la brillante presencia de Sophie Neliesse, la joven que interpreta a la niña protagonista.
Todo esto acompañado de una música orquestada por John Williams, cuya música juega un papel fundamental en la narración, ya que acentúa el mensaje que transmite la película.
Ladrona de Libros es una opción recomendable para ver en cualquier momento, ya sea de forma inminente en una sala de cine o sentados bien cómodos y calentitos en el sofá de nuestra casa y es que Ladrona de Libros cuenta con momentos cómicos, tiernos y apremiantes que enfatiza la importancia de cumplir con la propia palabra y de mantener.
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