Heli: Puertas Rotas

Amat Escalante se llevó el palmar al mejor director del último festival de Cannes por su trabajo en Heli, donde narra, con imágenes controvertidas y llamativas, un drama que vive una familia en medio de la situación de violencia que vive México.

Heliberto, “Heli” (Armando Espitia), es un joven padre de familia quién vive con Sabrina (Linda González), su mujer y su hijo recién nacido, además de Estela (Andrea Vergara), su hermana pequeña y su padre. Todos ellos conviven en una pequeña casa asentada en medio de un paraje tan inmaculado como intimidante. Paraje en el que Estela se encuentra con su novio Alberto, “Beto” (Juan Eduardo Palacios) un cadete varios años mayor que ella, quien para impresionarla toma la fatal decisión de sustraer unos paquetes de droga. Decisión que provoca la irrupción de unos traficantes de droga en las hasta ahora tranquilas vidas de esta familia.

Actualmente en México existe cierta tendencia a producir películas controvertidas y llamativas, que resultan ser el reflejo del convulso estado de la sociedad, sin embargo, el director ha resaltado que él no pretende analizar la situación del país, sino más bien elaborar un drama ficticio a partir de unos hechos que, eso sí, él se sentía en la responsabilidad de narrar.

Narración que Escalante realiza de forma metafórica y a la vez cruda, por un lado tenemos bellas postales de los paisajes desérticos y por otro nos muestra imágenes cargadas de violencia, violencia que al final resulta ser tan familiar para el espectador mexicano que difícilmente lo llegue a sorprender. Lo importante aquí es cómo Amat hace de estas imágenes que para muchos resultaran anodinas un recuento inolvidable para quienes no han vivido la violencia de primera mano.

La estética presentada por Amat Escalante es cruel, no hay brillo todo es terroso, sucio, la violencia impera en todos sus niveles así como la pobreza lo hace, nadie sonríe pues no hay motivos para hacerlo; incluso la música ambiental es escueta. El protagonista Heli se muestra como una hombre jodido por la vida, por las circunstancias, las cuales lo han vuelto hombre y que acepta la dura realidad no importando el precio a pagar. En este ambiente tan vacío y abrumador devasta hasta las pocas muestras de amor que se nos presentan.

A pesar de lo espantosas, más bien perturbadoras, que pudieran parecer ciertas escenas a estas les falta cierta “espiritualidad”, cierto “halo” que las convierta en algo más que simples y fríos retratos de una violencia que actualmente se vive en este país. Además ello resulta ser perjudicial para ciertas escenas que tienen una carga de simbolismos y mensajes para el público, quienes las catalogaran como pretensiosas y sin sentido.

Otro problema que podríamos encontrar en trabajo del director es su afán de contar con un elenco compuesto por no actores, cuyas interpretaciones son acartonadas, carecen de espontaneidad, así como de reacciones y emociones genuinas. No obstante, no demeritan por completo el impacto psicológico y emocional de lo que ocurre a cuadro.

Heli resulta ser una historia con un montaje que dosifica la tragedia, engancha y sorprende al espectador con las atrocidades que golpean a los protagonistas, víctimas inocentes que reciben un mal sin siquiera merecerla, es la injusticia en carne viva.

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