Prisoners: De una Manera o de Otra

El canadiense Denis Villeneuve presenta su nueva película, un thriller éticamente complejo, Prisioners (Intriga), con las participaciones de Hugh Jackman, Paul Dano, Jake Gyllenhaal y Melissa Leo.

Durante la cena de Acción de Gracias desaparecen, sin dejar rastro, las hijas más pequeñas de dos matrimonios, los Birch y los Dover, que viven en el mismo barrio, la única pista es que un camper que se encontraba cerca de la casa sede de la reunión. Al pasar los días encuentran al joven Alex Jones (Paul Dano), el dueño de esa Van y se recupera la esperanza de saber dónde están, sin embargo su mentalidad de un niño de 10 años, hace imposible que haya secuestrado a las pequeñas. Envuelto en la desesperación el padre de una de ellas, Keller Dover (Hugh Jackman), secuestra al joven sospechoso sin saber que el abductor sigue fuera acechando y está más cerca de lo que cree.

Denis Vilenueve nos embarca en un viaje angustiante donde los personajes son colocados en situaciones que cuestionan la moral e integridad, tanto mental como espiritual, de cada uno de los implicados, dicho viaje convierte al espectador en juez de los actos que realizan cada uno de los afectados, principalmente aquellos ejecutados por Keller Dover (Hugh Jackman), el padre de una de las pequeñas, quien desesperado por la que cree una ineficaz investigación policial, decide involucrarse directamente en el caso y atrapar con sus propias manos al principal sospechoso. Lo cual lleva al cuestionamiento hipotético sobre cuál sería nuestra reacción y proceder al encontrarnos en una situación de esa naturaleza.

La propuesta del director es totalmente sórdida, tanto a nivel ético como visual. La dureza y frialdad con la que afronta ciertas situaciones resultan perturbadoras, él no emite sentencias, la moral la deja para el propio espectador, así mismo la forma calmada y pausada de narrar transmite la desesperación en que viven los afectados, acentuando el cuestionamiento moral del espectador. Parte de este cuestionamiento y la atmósfera en la que se desenvuelven todas las situaciones es gracias al guion, el cual es bien llevado y logra el objetivo de llevar al público a donde es necesario para lograr las emociones y disfrutar de su relato.

Además de la propuesta realizada por el director, el cual resulta ser un perfecto rompecabezas con altas dosis de suspenso y tensión, la cinta se ve sustentada por buen trabajo de reparto, que cuenta con la participación de Viola Davis, Terrence Howard y Maria Bello, quienes son los padres de las niñas desaparecidas, así como Paul Dano, el presunto perpetrador con sus facultades mentales trastocadas y Melisa Leo, la única familiar del joven Jones.

Por otra parte Jake Gyllenhaal borda soberbiamente el papel del detective Loki, un hombre solitario y meticuloso, cuyo pasado oscuro y un tanto tormentoso lo llevan cuestionarse cada aspecto de la investigación. Sin embargo Hugh Jackman, quien en el papel de padre angustiado y dispuesto a todo que se ve puesto en una disyuntiva moral y espiritual es quien logra la mejor actuación al causar la empatía del espectador. Jackman, ofrece una sólida y convincente actuación como un hombre que se debate entre su código moral y su lado más salvaje y vengativo.

Un trabajo penetrante y magnético. 150 minutos de crescendo dramático llenos de calculados e inteligentes giros de guión, capaces de hacer avanzar la narración por derroteros sorpresivos y desoladores, que se adentra en un laberinto de morbosidad y violencia. Una lección de cine en mayúsculas que desvela la fuerza de un director que sabe poner muy bien la cámara en cada momento, mostrándose capaz de desvelar datos imprescindibles de forma muy sutil y sin resultar reiterativo. Cine gélido que requiere tener paciencia para ver la luz al final del túnel. Una historia que no te deja un momento en paz con un suspenso y tensión que se disfruta pero que también se sufre.

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