¡Vade Retro Satanas!

Satanás, Lucifer, Señor de las Tinieblas, el Ángel Caído, etc. No importa los nombres con los cuales se haya dado a conocer tan oscuro personaje, lo cierto es que ha dejado de ser aquella figura tenebrosa de la que tanto nuestros abuelos como los religiosos nos han mostrado.


De las religiones que han poblado las conciencias humanas solo 4 de las actualmente existentes le han dado el status igualitario a una figura representativa del mal con referencia al Dios Principal. El Zoroastrismo nombra a Angra Mainyu como la fuerza maligna y opuesta a Ahura Mazda, en el Islam y en el Judaísmo nombran a Satanás como el opuesto a Alá y a Yahveh respectivamente. Pero es el Cristianismo, en todas sus denominaciones (Coptos, Ortodoxos, Católicos y Protestantes), la única que además usa la imagen como enseñanza y referencia a los castigos y justificaciones hacia los adeptos que decidan desobedecer los mandatos religiosos. Pero la Iglesia Católica y algunas subdenominaciones la utilizaban como una forma de control hacia los fieles, ya que la oposición hacia la Iglesia hacia que fueran categorizados como sirvientes del maligno.

Y es que aunque en los textos sagrados se hace mención de él y de los problemas y pruebas que imponía para con los humanos, por lo que la imaginación popular le confiere el control absoluto de todo mal que sucediera. Es hacia el primer milenio de nuestra era, durante la Edad Media cuando el Diablo toma su papel protagonista en la historia, ya que es considerado responsable de todos los desastres naturales, enfermedades que asolaban las regiones Europeas, muy alejado de la idea que se tiene actualmente sobre tales hechos.

Pero es hacia el siglo XII cuando se fortalece, ya que deja de ser solo el antagonista de Dios y se convierte en el Maldito Príncipe de este Mundo, Pues de forma paralela el poder y la economía de las naciones europeas se concentra en las monarquías, donde la obediencia al Rey y a Dios era absoluta, de lo contrario se estaba del lado equivocado, ya que se utilizaba el temor al Diablo y al Infierno (con mayúsculas) como una forma de control hacia la sociedad. Por lo cual florece la idea de que no solo podría hacerse de las almas de los hombre sino también de su voluntad. Trayendo consigo la persecución, tortura y muerte de todos aquellos que, en apariencia estaban poseídos por el demonio, se oponian al Rey. Para siglo XVIII empieza a perder poder como fuerza dominante y amenazadora, el estudio intensivo de las ciencias, el cambio de mentalidad humana, así como el hecho de que los monarcas y jerarcas de la Iglesia empiezan a perder validación en cuanto al poder económico y autoritario que tenían antes.

El símbolo del mal ha perdido el sentido y la validez original con el cual fue creado, justificar y controlar las acciones de los hombres, sin embargo se mantiene en nuestra mentalidad como lo que en realidad es, un símbolo más de imaginario común. Desde entonces la interpretación es más libre y ambivalente, ya que es tomado en algunos caso como una forma de rebelión en contra del poder establecido, mientras que otros lo consideran como un ser incomprendido y afligido. Pero es hasta nuestros días cuando el diablo es domesticado, trivializado e incluso ridiculizado por parte de la sociedad a tal grado que es más que una costumbre verlo recreado y mencionado en al menos una vez en cada una de las expresiones de artes conocidas por el hombre, desde figurar en lienzos pictóricos hasta ser participe de la historia que se desarrolla en un videojuego, además de que en más de una ocasión ha sido referenciado como algún politico corrupto y desleal o a un criminal violento, que dicho sea de paso no son muy diferentes. Quien no ha soñado con ser el poseedor de un auto Lamborghini Diablo, o visto que algún equipo deportivo tenga como mote el de "Los Diablos", o visto en alguna caricatura donde un diablillo se presenta como la inconciencia de algún personaje comico o escuchar Sympathy for the Devil de su satánicas majestades: The Rollings Stones o  como el amante homosexual de Saddam Hussein en la serie South Park. Y asi hay un sin numero de referencias.

Solo nos queda asumir que las elecciones, las acciones y las consecuencias de estas son solo responsabilidad de cada ser humano. Nadie debe justificar sus acciones y decisiones más alla de su propia conciencia. Seguir pensando que alguien de esa naturaleza maligna y poder podrá controlarnos es, a falta de mejores, una estupidez.

Y es aquí donde las famosas palabras del personaje de Kevin Specey, Verbal, de la aclamada película The Usual Suspects (Sospechosos Comunes) hacen eco: "El mejor truco del Diablo es convencer al mundo de que no existía y así irse".

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