The Man with the Iron Fists: Armero
Quentin Tarantino presenta The Man with the Iron Fists (El Hombre de los Puños de Hierro), una película de con la que RZA debuta como director y protagonista formando parte de un reparto estelar encabezado por Russell Crowe y Lucy Liu.
Desde su llegada al Pueblo de la Selva, en China, el Herrero (RZA) se ve obligado a elaborar sofisticadas armas para diferentes facciones que dominan la cuidad. Cuando un cargamento de oro imperial llega al pueblo desata la codicia de estos clanes y con ello la guerra se hace realidad, lo cual obliga al forastero a canaliza una antigua energía para transformarse en arma humana. Y así convertirse en el salvador del pueblo que le acogió.
El Hombre de los Puños de Hierro es una prueba patente de que en el cine, las buenas intenciones no son siempre suficientes. Hace unos años, Quentin Tarantino nos brindó la oportunidad de degustar Kill Bill Vol. 1 y Vol. 2. Este fascinante ejercicio de cinefilia rendía un personal tributo a algunos géneros muy queridos por el director, desde el spaguetti western hasta el cine de yakuzas, pasando por el chambara y el cine de kung fu. El motivo por el que ambas películas funcionaron es porque Tarantino supo asimilar e integrar todos esos homenajes en su muy personal discurso narrativo y plasmarlo con su indiscutible dirección de cámaras. Algo de lo su pupilo Robert Fitzgerald Diggs, más conocido como RZA, quien se dice ser admirador del cine de artes marciales, debió haber tomado nota, ya que con El Hombre de los Puños de Hierro se estrena como director y guionista en este nuevo “homenaje” al cine de kung fu clásico y el wuxia.
Y es que uno de los grandes lastres de esta película resulta ser el argumento, el cual es caótico. Numerosos personajes entran y salen de la trama sin lleguemos a conocer con claridad sus motivaciones y las aparentes relaciones entre ellos, lo cual los convierte en personajes grises, desprovistos de personalidad y carisma. Lamentablemente, ése no es su peor defecto, y es que, cualquier película de artes marciales que se precie de serlo debe contener buenas, sino es que excelentes coreografías de peleas. Sin embargo y por incomprensible que parezca, la película fracasa estrepitosamente en este rubro, aun cuando el mismo director es practicante de artes marciales chinas y de qigong con un sifu, en otras palabras, el director no es un neófito en la materia, no sólo conoce el material que intenta emular y homenajear, sino que además lo practica, lo cual en teoría le permite filmar adecuadamente una escena de lucha.
Por otra parte, RZA se ha rodeado de un destacable elenco de artistas del kung fu que incluyen a Gordon Liu, Leung Ka-Yan y Chen Kuan-Tai, así como al campeón en artes marciales mixtas Cung Le, al ex-campeón de la WWE Dave Bautista. El resto del reparto está constituido por Rick Yune, Byron Mann, Daniel Wu, Andrew Lin y el propio RZA, quienes también practican artes marciales. Sin olvidar que el prestigioso coreógrafo y coordinador de las escenas de acción Corey Yuen apoya el proyecto, sim embargo y aun contando con tantas estrellas reconocidas en cuanto a artes marciales se refiere, el director opto por una estética de videojuego, una saturación de close-ups, efectos por computadora paupérrimos y una frenética y caótica edición de las escenas de peleas impiden la posibilidad de apreciar con total claridad cada una de estas secuencias, las cuales se tornan frías y sin sentido para el espectador promedio, lo cual tristemente resulta indignante e incomprensible que el director desperdicie el talento de cada uno de los implicados.
Más que un homenaje al cine de kung fu, parece una falta de respeto al mismo, pues sus pésimas escenas de acción lo que prima no son las técnicas marciales, sino los trucos de circo y la obstinación por marear y confundir al espectador. Por todos esos motivos, el debut de RZA no podría haber sido más mediocre.
Desde su llegada al Pueblo de la Selva, en China, el Herrero (RZA) se ve obligado a elaborar sofisticadas armas para diferentes facciones que dominan la cuidad. Cuando un cargamento de oro imperial llega al pueblo desata la codicia de estos clanes y con ello la guerra se hace realidad, lo cual obliga al forastero a canaliza una antigua energía para transformarse en arma humana. Y así convertirse en el salvador del pueblo que le acogió.
El Hombre de los Puños de Hierro es una prueba patente de que en el cine, las buenas intenciones no son siempre suficientes. Hace unos años, Quentin Tarantino nos brindó la oportunidad de degustar Kill Bill Vol. 1 y Vol. 2. Este fascinante ejercicio de cinefilia rendía un personal tributo a algunos géneros muy queridos por el director, desde el spaguetti western hasta el cine de yakuzas, pasando por el chambara y el cine de kung fu. El motivo por el que ambas películas funcionaron es porque Tarantino supo asimilar e integrar todos esos homenajes en su muy personal discurso narrativo y plasmarlo con su indiscutible dirección de cámaras. Algo de lo su pupilo Robert Fitzgerald Diggs, más conocido como RZA, quien se dice ser admirador del cine de artes marciales, debió haber tomado nota, ya que con El Hombre de los Puños de Hierro se estrena como director y guionista en este nuevo “homenaje” al cine de kung fu clásico y el wuxia.
Y es que uno de los grandes lastres de esta película resulta ser el argumento, el cual es caótico. Numerosos personajes entran y salen de la trama sin lleguemos a conocer con claridad sus motivaciones y las aparentes relaciones entre ellos, lo cual los convierte en personajes grises, desprovistos de personalidad y carisma. Lamentablemente, ése no es su peor defecto, y es que, cualquier película de artes marciales que se precie de serlo debe contener buenas, sino es que excelentes coreografías de peleas. Sin embargo y por incomprensible que parezca, la película fracasa estrepitosamente en este rubro, aun cuando el mismo director es practicante de artes marciales chinas y de qigong con un sifu, en otras palabras, el director no es un neófito en la materia, no sólo conoce el material que intenta emular y homenajear, sino que además lo practica, lo cual en teoría le permite filmar adecuadamente una escena de lucha.
Por otra parte, RZA se ha rodeado de un destacable elenco de artistas del kung fu que incluyen a Gordon Liu, Leung Ka-Yan y Chen Kuan-Tai, así como al campeón en artes marciales mixtas Cung Le, al ex-campeón de la WWE Dave Bautista. El resto del reparto está constituido por Rick Yune, Byron Mann, Daniel Wu, Andrew Lin y el propio RZA, quienes también practican artes marciales. Sin olvidar que el prestigioso coreógrafo y coordinador de las escenas de acción Corey Yuen apoya el proyecto, sim embargo y aun contando con tantas estrellas reconocidas en cuanto a artes marciales se refiere, el director opto por una estética de videojuego, una saturación de close-ups, efectos por computadora paupérrimos y una frenética y caótica edición de las escenas de peleas impiden la posibilidad de apreciar con total claridad cada una de estas secuencias, las cuales se tornan frías y sin sentido para el espectador promedio, lo cual tristemente resulta indignante e incomprensible que el director desperdicie el talento de cada uno de los implicados.
Más que un homenaje al cine de kung fu, parece una falta de respeto al mismo, pues sus pésimas escenas de acción lo que prima no son las técnicas marciales, sino los trucos de circo y la obstinación por marear y confundir al espectador. Por todos esos motivos, el debut de RZA no podría haber sido más mediocre.
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